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¿Por qué no sube mi bizcocho?

Sí, un hecho desastroso que arruina nuestros planes de triunfar con un dulce casero y que podrás evitar siguiendo estos diez consejos


Actualizado 7 de mayo de 2021 - 12:12 CEST

A todos nos ha pasado. Dedicar toda una mañana a la repostería para que, en un rato, todos nuestros sueños de triunfar y demostrar nuestras dotes culinarias se vayan al traste. Y es que no hay nada peor que no te suba el bizcocho; tal cual, o que cuando lo saques del horno, sin previo aviso, se hunda. Algo que puede ocurrirte ya seas principiante o todo un experto. Los fallos en esto del dulce son más frecuentes de lo que imaginas, ¿quieres saber por qué te ha pasado?

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La repostería no es una ciencia exacta, pero casi: hay que respetar las cantidades, los tiempos y la temperatura de cocción. Y lo mismo puede pasarte con un bizcocho que con un cupcake o una tarta; porque, al final, esta masa es la base de todas ellas. Si no has controlado bien alguna de esas tres variantes o, incluso, no has tenido mucho cariño a la hora de elegir la calidad de tus ingredientes, el desastre está casi asegurado. Te ayudamos a ponerle solución antes de que te vuelva a ocurrir.

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Diez consejos para que no se hunda tu bizcocho

  1. Una de las cosas más importantes es elegir bien tus ingredientes, sobre todo, la levadura y los huevos. La primera no debe estar caducada –que suele pasar, pues es un producto que compramos y dejamos en la despensa mucho tiempo-, y los segundos no deben ser demasiado pequeños. La harina, por su parte, mejor siempre de repostería.
  2. Es muy importante que estos estén a temperatura ambiente antes de empezar a trabajar con ellos. Por ejemplo, la mantequilla: debe estar blanda, con textura pomada, pero no líquida.
  3. Hay que leer bien la receta. Parece obvio, pero es mejor repasarla de forma completa antes de ponerte manos a la obra para tener los ingredientes preparados e intentar improvisar lo menos posible.
  4. Precalentar el horno siempre. Y hacerlo a unos 20°C por encima de lo que nos marca la receta. Esto es porque, al abrirlo para meter nuestro bizcocho, debemos compensar con esos grados la caída de temperatura que se produce. Para el proceso de cocción sí, ponemos la correcta.
  5. A la hora de mezclar los ingredientes, lo mejor es trabajar los líquidos por un lado y los secos por otro. Tienen que estar ambos equilibrados, pues si hay mucha carga sólida el bizcocho no subirá y si, por el contrario, la masa nos queda demasiado líquida, se nos hundirá por el centro nada más sacarlo.
  6. Batir los huevos con el azúcar, saltándote la regla anterior solo en este caso, pues nuestra masa adquirirá una mejor consistencia y sabrá sostener el peso de los demás ingredientes. Si quieres ser un poco más purista, nuestra recomendación es la siguiente: primero bates las yemas con el azúcar y luego, con movimientos envolventes, añades las claras.
  7. Tamizar la harina antes ayudará a darle una textura más esponjosa a la masa y mezclar bien la levadura con ella evitará que nos suba más por un lado que por otro. E incorporarla, junto a los demás ingredientes secos con los que la hayamos mezclado, muy poco a poco; conseguiremos que nuestro bizcocho suba más.
  8. Utilizar una batidora eléctrica de varillas mejor que una de cuchillas, ya que meterá más aire a la masa, haciéndola más esponjosa y con un mayor volumen.
  9. Colocar la bandeja a media altura dentro del horno, para conseguir que el calor se reparta uniformemente arriba y abajo.
  10. No abrir jamás la puerta del horno. O, al menos, hasta que hayan pasado 2/3 del tiempo de cocción. Si lo normal son unos 40 minutos, no habría que hacerlo antes de los treinta primeros. Ten en cuenta que la levadura es un producto químico que hace su trabajo cuando entra en contacto con el calor, por lo que quitárselo anula sus efectos.

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Resultados no deseados con el volumen de nuestro bizcocho, ¿cuál es el problema?

  • No ha subido lo deseado. Puede ser porque no hayas montado bien la mezcla de huevos y azúcar que te hemos comentado o que hayas olvidado tamizar la harina e incorporarla muy poco a poco. En ambos casos, el problema es que no hemos creado el aire suficiente en la masa.
  • Se nos abomba demasiado por el centro, lo que nos muestra un exceso de temperatura en el horno.
  • Al contrario, se nos hunde solo por el centro. Esto significa una temperatura inferior a la que deberíamos haber puesto, que hace que el bizcocho no se nos haga bien y quede crudo. Eso o un exceso de grasa en los ingredientes que hace que pese más de lo normal.
  • Todo bien dentro del horno, pero al sacarlo ¡se hunde por completo! Esto nos pasa cuando lo sacamos del horno a muy alta temperatura y lo llevamos a un lugar muy frío o con corrientes de aire. Asegúrate de encontrar el lugar perfecto para que tu bizcocho repose.

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