Un bizcocho casero es una deliciosa tentación capaz de alegrarnos el día, ya sea en el desayuno o la merienda, acompañado de una bebida caliente o fría. Al pensar en este dulce, automáticamente imaginamos su textura esponjosa; sin embargo, no siempre conseguimos este resultado. Para asegurarnos de lograr esa textura ideal, podemos recurrir a un truco infalible del gran Karlos Arguiñano.
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Recordemos que este bizcocho también se conoce como 3, 2, 1. Estos números hacen referencia a las medidas que hay que agregar a la masa utilizando un vasito de yogur: 3 de harina, 2 de azúcar y 1 de aceite. Y también hay que echarle levadura, sal y huevos.
A lo que ya sabíamos (ingredientes a temperatura ambiente, tamizar la harina y la levadura en polvo, batir bien los huevos con el azúcar, no batir en exceso los ingredientes líquidos con los secos y no abrir el horno durante el horneado), según indica el mediático chef, hay que hacer dos cosas fundamentales para que nuestro bizcocho de yogur quede más esponjoso: por un lado, dejar reposar la masa antes de hornearla y, por otro, precalentar el horno 10 minutos antes de cocinarlo-.
Una vez que horneemos el bizcocho, hay que sacarlo y esperar a que se enfríe para desmoldarlo. Otro consejo bastante útil para saber si la masa está suficientemente cocida es introducir un palillo en el centro y si sale limpio, lo tenemos listo para sacar; si no, hay que dejarlo unos minutos más. Está rico sin nada más y también con azúcar glas, chocolate, mermelada, crema, etc.