Hay recetas que saben a hogar, a recuerdos que se transmiten de generación en generación. Para Ana Iglesias, ganadora de la octava edición de MasterChef, el Pastel de carne de su madre es mucho más que un plato: es un vínculo familiar.
Es la receta que siempre ha estado presente en su vida, la que preparaba su abuela, la que su madre cocinaba cada vez que intuía que Ana tenía un día triste o, simplemente, cuando sabía que iría a visitarla tras haberse independizado. Un gesto de amor envuelto en capas de carne, especias y ese sabor inconfundible que solo da el tiempo y la tradición.
Ahora, con su hija Carlota y un segundo bebé en camino, este pastel ha tomado un significado aún más especial. Ana continúa la tradición familiar, con la esperanza de que algún día sus hijos también asocien el aroma de este plato con la calidez de su hogar. Porque las recetas más queridas no solo alimentan el cuerpo, sino que nutren el alma.