Ni un solo nutricionista del mundo pondría un ‘pero’ a la inclusión del calabacín en la dieta de cualquier niño o adulto sano. Con muy pocas calorías (tan solo 17 por cada 100 gramos de producto), el agua es el componente mayoritario en su composición y aporta el organismo fibra y antioxidantes. Además, resulta fácil de digerir.
Así, según cómo lo cocinemos, en un grandísimo aliado para una dieta saludable en general y, enfocada a la pérdida de peso y grasa en particular. Y decimos ‘según cómo lo cocinemos’ porque este tesoso de la huerta, asequible y disponible en el mercado todo el año, nos ofrece infinidad de posibilidades culinarias y, con ellas, un buen número de texturas.
Podemos disfrutarlos ‘a cucharadas’, a través de sopas y cremas; en crudo (en carpaccios, en crudités, en formato de zoodles o ‘espaguetis vegetales’; pochado y blandito, como se presenta en el caso del tradicional pisto; también más ‘al dente’, como cuando lo salteamos o lo cocinamos a la plancha, la brasa o wok durante poco tiempo; muy crujiente, como cuando hacemos, por ejemplo, chips vegetales…
Las recetas con calabacín que hemos reunido hoy dan buena muestra de todo ese abanico de texturas diferentes. Para acceder a su paso a paso solo tienes que clicar en los botones de Leer más.