El sabor ligeramente ácido y dulce del tomate se equilibra perfectamente con la textura más neutra de la pasta. Con un poco de queso rallado al momento y alguna hierba fresca, ¡no necesitan más! Pero si, encima, mezclamos una pasta con tomate con otros ingredientes, la combinación se enriquece mucho y gana más puntos. Es un poco el equivalente de la pizza Margarita -que solo lleva tomate, mozzarella y albahaca y es la más básica, pero no por ello menos deliciosa, y a partir de ahí podemos añadirle los ingredientes que más nos apetezcan en cada momento.
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Los dos aportan nutrientes muy necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo: la pasta es una buena fuente de hidratos de carbono, que proporcionan energía al organismo, mientras que el tomate es rico en vitaminas, minerales y antioxidantes. Hasta que no llegó el tomate a Europa en el siglo XVII, e Italia se consumía sobre todo la pasta con queso y mantequilla. Fue en Nápoles donde comenzaron a combinar nuestros dos principales protagonistas y de ahí, se expandió por el resto del país.
Estamos ante uno de los platos más fáciles y rápidos de preparar, perfecto para cualquier ocasión y para cualquier tipo de público. Pero también hay una advertencia previa que hacer: ni vale cualquier pasta -ya sea fresca o seca-, ni tampoco cualquier tomate, pues la calidad de ambos van a tener mucho peso en el resultado final. Y esto es aplicable también para el resto de materias primas que vamos a añadir a este binomio infalible. Disfruta de estas 10 recetas de pasta con tomate... y algo más.
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