Estamos en plena temporada de calçots. Empezó en noviembre y se prolongará hasta marzo. Nos rechiflan estas cebolletas tiernas de sabor dulce que se cultivan de una manera especial para obtener su forma alargada. Los más famosos está en la localidad de Valls (Gerona), donde cada año, se celebra la Gran Fiesta de la Calçotada el último domingo de enero. Se cocinan a la parrilla hasta carbonizarlos para después pelarlos y comerse el interior, mojándolos en una salsa -salvitxada o romesco, iguales pero la primera con ñora y la segunda con pimiento choricero-. Como lo más habitual es no poderlos cocinar a la brasa, te proponemos hacer los calçots al horno, una forma mucho más limpia y ¡sencillíma!
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Ingredientes y preparación de los calçots en el horno
Lo único que necesitas para hacer calçots al horno son los propios calçots, sal y aceite de oliva. La salsa lleva tomate y ajo asados, pimiento choricero o ñoras, avellanas, almendras, sal, aceite de oliva y vinagre. Para hacerlos, tienes que limpiarlos y quitarles la primera capa, colocarlos en una bandeja sin amontonarlos, echar una pizca de sal y de aceite y hornear a 250ºC durante unos 15 minutos.
¿Cómo saber cuándo están hechos los calçots?
Lo calçots cocinados en el horno estarán listos cuando los veamos ligeramente dorados por fuera. Si están muy pálidos, es probable que necesiten un poco más de tiempo, pero cuidado con quemarlos. Una forma de saber si están hechos es pincharlo con un tenedor y ver que se desliza con facilidad. Esto será sinónimo de una textura tierna y jugosa, aunque el exterior quede algo más firme.
¿Cuál es la tradición de los calçots?
Parece ser que a finales del siglo XIX, fue un agricultor del municipio de Valls en la comarca del Alt Camp, quien empezó a cultivar de manera especial estas cebollas, las cocinó e inventó la salsa con la que se acompañan. La calçotada es una fiesta con amigos y familia que se reúnen en torno a una comida con estas cebolletas tiernas, asadas a la brasa de sarmiento y servidas en unas tejas de barro o envueltos en papel de periódico para que no se enfríen y se ponen unos grandes baberos para no mancharse cuando los mojan en romesco. Se comen también embutidos y diferentes carnes, además de unas judías blancas conocidas como monxetes y se bebe cava