Es fácil que, si pensamos en el origen del kiwi, nuestra imaginación viaje hasta las antípodas. Fue en Nueva Zelanda donde se bautizó así esta fruta debido a su similitud (por su pelaje marrón) con el famoso pájaro autóctono del mismo nombre. Lo que quizá es menos conocido es que, realmente, esta fruta fue antes cultivada en China. Lo que ocurre es que, a principios del siglo XX, se llevó desde este país asiático a Nueva Zelanda la semilla de dicho fruto y fue allí donde se desarrollaron las técnicas de cultivo para producir el kiwi que hoy conocemos.
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Una fruta muy popular cuando llega el frío (aunque podemos encontrar variedades también en los meses de calor, la temporada habitual del kiwi suele ser, aproximadamente, de octubre a marzo) y que resulta de lo más saludable: es fuente de vitamina C, fibra y, además su aporte calórico es bajo (55 por cada 100 gramos).
Pero además de al natural, también podemos incluir el kiwi a la hora del postre como ingrediente de infinidad de recetas. Es el caso de las que hoy proponemos, todas ellas además presentadas de forma muy 'pintona' en copas o vasitos de cristal. Para acceder a su modo de elaboración solo tienes que clicar en los botones de Leer más.