Aunque realmente los langostinos salvajes no tienen su mejor momento de consumo en el mes de diciembre (el verano es, más bien, su temporada), el desarrollo de su cría controlada y la posibilidad de comprarlo congelado hace que en Navidad sean un producto recurrente.
Efectivamente, este crustáceo, de unos 12-14 centímetros, patas pequeñas y cola prolongada, presenta una carne muy apreciada. Si son de calidad, simplemente cocinados a la plancha, parrilla o cocidos resultan no solo ricos, sino saludables (aportan proteínas de calidad y minerales, mientras que, por otro lado, su aporte calórico es reducido: unas 93 calorías por cada 100 gramos).
Pero, por supuesto, este primo hermano de la gamba, también puede ser ingrediente de otras muchas recetas: canapés, platos de cuchara, ensaladas… A continuación, os mostramos algunas ideas por si esta Navidad te apetece dar un toque diferente a tus recetas con lagostinos: