Que si el término proviene de una receta publicada en el siglo XVII en Inglaterra y que posteriormente se adoptó en EEUU; que si lo de ‘francés’ es nombre con el que el mundo angloparlante bautizó estas tostadas para darle un cariz de refinamiento; que si el inventor fue un colono apellidado French que vivía en Nueva York y, una vez inventó la receta, le puso el nombre de French Toast… Si buscamos el origen de la receta que hoy nos ocupa es posible que encontremos distintas explicaciones – más bien teorías, casi leyendas…- . A donde ninguna de ellas apunta, eso sí, es a Francia como lugar de nacimiento.
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En realidad, este tipo de dulces en los que el pan se remoja en leche y/o huevo antes de cocinarse surgió hace muchos siglos. Ya en el Imperio Romano existía una receta similar, Pan Dulcis, donde el pan era empapado en leche para poder así aprovecharlo cuando se endurecía. Esto daría con el tiempo lugar a distintos dulces de la misma familia, como nuestras torrijas o el Pain perdu (este sí, francés).
Las French Toasts, sin embargo, se asocian más a Estados Unidos. También aquí se trata de pan remojado en leche y huevo y después frito, pero se asocia específicamente a la hora del desayuno y no tiene tanto ese objetivo de aprovechar el pan duro (se hacen muchas veces con pan fresco, puede ser de molde, tipo brioche…). Entre las recetas que os proponemos a continuación está las versión más clásica, así como otras alternatvias igualmente sabrosas.