Se pueden hornear sin marinar, pero a nosotros nos gusta hacerlo para aportar un mayor sabor y más jugosidad a la carne. El muslo forma parte del cuarto trasero del pollo y se divide en jamoncito y contramuslo. Al ser una pieza con tanta carne, aguanta muy bien tanto la cocción de un guiso como el asado del horno.
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¿Cómo hacer muslos de pollo al horno?
Es una de las recetas más sencillas que hay para esta pieza, porque tan solo se trata de marinar la carne con algunas hierbas, además de sal y pimienta, y ponerlos en una bandeja con unas patatas peladas y troceadas. Tras unos 50 minutos a 180ºC, tendrás unos muslos tiernos y jugosos por dentro y crujientes por fuera. Deja reposar unos instantes para que se asiente bien los sabores.
¿Con qué acompañar muslos de pollo al horno?
La guarnición clásica para tomar con los muslos de pollo son las patatas, ya sean asadas o fritas e, incluso, en puré, pero además hay otros buenos acompañantes como pueden ser diferentes verduras al horno o cocidas, arroz blanco, pasta, ensalada, etc.
¿Cómo saber si el muslo de pollo está hecho?
Tanto el tiempo como la temperatura del horno son claves para obtener un pollo jugoso y dorado. Si la temperatura es demasiado alta, la piel se quemará antes de que la carne esté hecha y hay que asarlo el tiempo justo para que ni quede crudo ni se queme.
Puedes saber si el muslo está hecho de diferentes formas:
- Con un termómetro especial para carnes: para que esté completamente cocido y sea seguro para el consumo, la temperatura interna del muslo de pollo debe alcanzar los 75ºC.
- Otra de las formas es pinchando la parte más gruesa del muslo con un cuchillo: si los jugos salen rosados es que necesita más cocción, pero si son claros, el pollo está listo.
- La carne tiene que estar firme al tacto cuando la pinches con un tenedor y, al separarse del hueso, ha de tener un color blanco y no rosado.