Pese a que la merluza, el salmón, el boquerón, la sardina y el bacalao son los pescados que más consumimos, en nuestra cesta de la compra también solemos meter la lubina, especialmente la de piscifactoría. Su delicada y exquisita carne hacen de esta especie una de las más adecuadas para cocinar a la plancha, a la parrilla, en papillote... y, sobre todo, en el horno. Ya los romanos la consideraban como uno de los pescados más nobles del mar.
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Curiosidades sobre la lubina y su preparación al horno
- La diferencia principal entre un pescado blanco y uno azul es que el primero tiene menos de un 3% de grasa y el segundo entre un 5 y un 15%. La lubina se considera un pescado blanco gracias a su bajo contenido en grasas.
- Sí tiene un importante contenido de ácidos grasos omega 3, que son de carácter cardiosaludable. Destaca por su gran cantidad de minerales y de vitaminas, ambos con grandes beneficios para nuestro organismo.
- En el mercado encontramos lubinas salvajes y lubinas de acuicultura, las segundas mucho más asequibles que las primeras y más fáciles de encontrar en las pescaderías.
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- La lubina salvaje se encuentra sobre todo en las aguas del mar Mediterráneo, el océano Atlántico y el mar del Norte y su mejor temporada coincide con los meses más fríos.
- Antes de cocinarla, tienes que pedir que la limpien bien de escamas y de vísceras. Para el horno, a nosotros nos gusta hacerla con la espina, porque aguanta mejor la forma y luego se desprende muy bien la carne.
- Para hacer la lubina al horno, hay que controlar muy bien el tiempo de cocción, pues si nos pasamos, quedará muy seca.
- Son muchas las hierbas aromáticas que casan bien con este pescado, depende del toque que le quieras dar: romero, tomillo, perejil, eneldo, albahaca, estragón, etc.
- Una buena guarnición para este plato son unas patatas panadera o unas verduras también asadas. Nosotros optamos por hacerla con unos tomates cherry.