En los últimos años, la tarta de queso se ha convertido en uno de los postres estrella. No hay casi pastelería, cafetería o restaurante en el que no se encuentre en diferentes formatos: con o sin base, la que se hace en frío o en el horno, con o sin cobertura y a partir de distintos tipos de queso. La que te vamos a mostrar es una de las clásicas, cuya receta, que nos llega desde el País Vasco, se ha extendido por varios lugares del mundo.
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Una tarta viajera
En Estados Unidos, la New York Cheesecake se conoce desde el siglo XIX gracias a los colonizadores, pero su origen se remonta muchísimo tiempo atrás pues ya había un pastel similar desde la antigua Grecia y el Imperio romano. A partir de ahí, son muchas las tartas de queso elaboradas en diferentes países. Es famosa la japonesa, bautizada como Cotton Cheesecake, con menos azúcar y una textura casi algodonosa; está deliciosa también la Käsekuchen, una versión alemana con quark y/o schmand, una especie de nata espesa o crème fraîche, masa quebrada en la base y una mezcla para preparar pudin de vainilla llamada vanillepuddingpulver y, por supuesto, la que ha popularizado el restaurante vasco La Viña, una de las más replicadas.
Tips para preparar la mejor tarta de queso al horno
La receta que te presentamos no es nada complicada y el resultado es muy cremoso, pero para que te salga perfecta, no está de más que tengas en cuenta algunos consejos.
- Son varios los tipos de queso que podemos hacer para prepararla, pero lo recomendable es que siempre haya uno que sea cremoso: queso crema, ricotta, requesón, etc.
- Si le quieres dar un toque distinto, añade también un poco de queso azul, emmental, de cabra, manchego, camembert... esto sí que va en gustos.
- La nata aporta una textura cremosa, pero hay que echar la cantidad justa para que sepa a queso.
- Con el azúcar sucede lo mismo: no nos pasemos ni nos quedemos cortos. Cumple su papel porque potencia el sabor del queso, por eso no hay que abusar de ella ni echar menos de la cuenta.
- Engrasa y enharina bien el molde o coloca un papel de horno, pues de esta manera será más fácil desmoldarla.
- Controla bien el tiempo de horno: primero precalentándolo y, una vez que introducimos la tarta, vigila constantemente. Se suele necesitar unos 40-45 minutos y si ves que se ha dorado en exceso antes de tiempo, cubre con papel de aluminio y termina la cocción.
- Cuando finalice en horneado, saca la tarta y déjala reposar al menos durante 2 horas para que los sabores y la textura sean los adecuados. Se puede consumir templada o también ligeramente pasada por nevera, ¡pero sin pasarse!
- Ahora la tendencia es tomar esta tarta completamente líquida, pero tiene que quedar cremosa, que es otra cosa distinta.