Es un plato de la cocina más clásica que hoy encontramos en muchísimos restaurantes. El origen del steak tartar no está del todo claro y hay historiadores que lo atribuyen al imperio mongol y los jinetes tártaros, pero también hay quien opina que apareció por primera primera vez en la Polinesia francesa, cuyos habitantes estaban acostumbrados a consumir la carne cruda a la que posteriormente se le añadiría una especie de salsa tártara. Esta elaboración es tan popular que está presente en obras clásicas como El Conde de Montecristo de Víctor Hugo o Miguel Strogoff de Julio Verne. Lee atentamente para conocer varias curiosidades sobre este plato que vamos a coronar con un helado de aceite de oliva, nuestro oro líquido por excelencia.
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Consejos para preparar un buen steak tartar
Para que te salga un plato como el que elaboran en los mejores restaurantes -a menudo delante del cliente-, ten en cuenta las siguientes consideraciones:
- El ingrediente principal es la carne de ternera que debe ser de la mejor calidad. El mejor corte es el solomillo y también sirven otras piezas como el lomo bajo, sin nervios, grasa ni ternillas.
- Hay que picarlo finamente siempre con un cuchillo bien afilado para que mantenga su textura, sabor y los trozos adquieran el punto justo de aderezo. Picarla a máquina la quemaría, oxidaría y la convertiría en una pasta.
- Se prepara y se consume inmediatamente y lo ideal es, una vez que tengamos la carne troceada, echarla en un bol y colocar éste sobre otro con hielo para ir agregando los demás ingredientes.
- Suele llevar como condimentos cebolla o cebolleta, alcaparras, pepinillos, salsa Perrins, Tabasco, aceite de oliva, pimienta, sal y huevo.
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