Las cremas son uno de los grandes aliados en la cocina: nutritivas, deliciosas, saludables, rápidas de preparar y que se adaptan a cualquier momento del día. En esta ocasión, hemos elegido el calabacín como protagonista de una receta versátil y ligera, y fácil de personalizar. Añade tus ingredientes favoritos para jugar con sabores y texturas, o dale un toque único con las hierbas aromáticas y especias que más te gusten. Una opción infalible para disfrutar de una alimentación equilibrada y llena de sabor.
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Lo ideal es elegir calabacines que estén firmes y frescos, pero si están ligeramente pasados tampoco es problema porque los vamos a cocer primero y a triturar después -mejor si los pones con la piel porque ahí se concentran muchas propiedades saludables-. Le ponemos también cebolla o puerro, para darle un toque de sabor, y patata, que aporta textura y suavidad. Puedes usar agua o caldo de verduras, nosotros te aconsejamos optar por este último (mejor si es casero) y no vamos a ponerle nada más que sal y pimienta, pero lo dicho: aromatízalo como prefieras, con curry, jengibre, cúrcuma, orégano, albahaca, cilantro, etc.
Cómo hacer crema de calabacín
Hay muchas formas de preparar una crema de calabacín, poniendo todos los ingredientes en crudo con agua o caldo y las especias y hierbas que más te gusten. Pero un sofrito o rehogado previo, a nosotros, particularmente, nos gusta más porque el sabor se potencia. Esta manera de elaboración se resume en 5 pasos.
- Pochamos la cebolla en trozos medianos en una cazuela con aceite.
- Agregamos el calabacín y la patata cortados de la misma forma, salpimentamos y rehogamos.
- Añadimos caldo de verduras o agua.
- Cocinamos durante unos 20 minutos.
- Trituramos, agregamos un poco de nata ¡y servimos!
El calabacín, un auténtico as en la cocina
Aunque el calabacín verde y alargado es el más común, existen numerosas variedades que se diferencian en tamaño, forma y color. Los hay redondos, rayados, amarillos, blancos y hasta negros. Este vegetal, tan presente en la dieta mediterránea, es de origen asiático y un gran aliado en nuestra alimentación, pues apenas tiene calorías ni grasas, y es rico en agua, vitaminas, minerales, hidratos de carbono y fibra. Nos ayuda a hacer la digestión, a ir de manera regular al baño, es diurético y tiene una gran cantidad de antioxidantes.
Desde el punto de vista culinario, esta hortaliza es versátil como la que más, pues se puede consumir tanto en crudo como cocinado de distintas maneras: cocido, rehogado, salteado, asado, relleno, a la plancha... Y el calabacín es un ingrediente que va bien en numerosas recetas, ya sean de pasta, arroz, guisos, tortillas, carnes, pescados, aves, legumbres... ¡un verdadero as gastronómico!
Ensaladas de calabacín y más
Como decimos, hay multitud de formas de cocinar el calabacín, las cremas son las más populares, pero en ensaladas también resulta un auténtico aliado. Ya sea crudo o cocinado, esta hortaliza nos da muchísimo juego. Una forma que nos encanta es cortarlo en láminas o en tiras con un espiralizador, y ya sea sin cocinarlas o ligeramente salteadas, combinan de muerte con ingredientes como pollo, atún, diferentes mariscos, quesos, frutos secos, huevo y otros muchos más.
Otra de nuestras maneras favoritas de consumir el calabacín es salteado en woks, o cocinado en forma de pisto y añadido a pastas, arroces y multitud de guisos. Su suavidad, su capacidad para combinar bien con otros alimentos y su sabor hacen de él un imprescindible dentro de nuestra dieta. Por eso, esta crema de calabacín es un fijo dentro de nuestros menús semanales.
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Con qué acompañar la crema de calabacín
Hay numerosas formar de acompañar una crema de calabacín. Unos daditos de pan tostado, o croutons, es una de ellas. Pero también nos encanta con cebolla o puerro fritos, chips vegetales del mismo calabacín o de otros vegetales como patata o nabo. Y otros acompañamientos que le van muy bien son unos daditos de queso, unas tiras de jamón o beicon a la plancha. ¡Elige el que más te guste!