Este postre, cuyo origen exacto se desconoce, se convirtió muy popular en el norte de Italia durante el siglo XIX. Su receta se fue transmitiendo de generación en generación, adaptándose a los gustos y disponibilidad de ingredientes de cada región. A finales del siglo XX, la panna cotta experimentó un auge en todo el mundo y hoy se encuentra en multitud de restaurantes, italianos o no. Podríamos definirlo como un flan de nata, al que agregamos queso de cabra en este caso. Se suele acompañar con diferentes mermeladas, compotas o coulis, y en esta ocasión, además de agregarle queso de cabra rellenos de higos, lo coronamos con una mermelada de arándanos. La gelatina es la clave de su textura aterciopelada y la vainilla no puede faltar en su elaboración más clásica. Encontramos también panna cotta con sabores como café, chocolate, fresa, caramelo, etc.
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