Esta pieza del pollo se caracteriza por su jugosidad y porque es más sabrosa y tierna que otras partes. La vamos a cocinar a la brasa, sin quitarle la piel, hasta dejarla bien rustida, y luego la incorporamos a un arroz de grano redondo cocinado con varios vegetales, azafrán y, por supuesto, su caldo correspondiente. ¡Más fácil es imposible y más rico también!
Pollo al limón: una receta rápida y deliciosaPor Susana Baticón