Cómo hacer dorada a la sal, receta fácil

Un plato sencillísimo que realza el sabor del pescado y que resulta perfecto para una comida o cena ligera y saludable

45 min
fácil
4 comensales

Cocinar pescados a la sal es muy fácil. Esta sencilla técnica permite cocinar el pescado en sus propios jugos y conseguir una textura perfecta. Puedes hacerlo con diferentes pescados pero, en esta ocasión, hemos elegido la dorada por la calidad y textura de su carne. La encontrarás en tu pescadería de confianza tanto 'salvaje' como de acuicultura, esta última será más económica y la tendrás disponible durante todo el año. Lo ideal es pedirle al pescadero cómo la vas a cocinar para que no le quite las escamas y retire las vísceras por las branquias sin abrirla longitudinalmente. Cocinar a la sal hace con los alimentos, en este caso la dorada, queden más jugosos al cocinarse de forma homogénea y con un calor constante y suave. Este método de cocción es muy saludable así como la dorada que es un pescado blanco que tiene muy poca grasa. Esperamos que disfrutes de este sencillísimo plato que realza el sabor del mejor pescado y que resulta ligero y saludable.

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

Ingredientes

  • 2 unidades de dorada de ración, de unos 300 gramos sin limpiar
  • 2 kilogramos de sal gorda para hornear
  • 2 unidades de huevos solo la clara
  • mezcla de hierbas aromáticas
  • ralladura de limón

Preparación

  1. Precalentamos el horno a 200º C, en la función 'calor arriba y abajo'.
  2. Para hacer esta dorada a la sal, lo primero que vamos a hacer es poner la sal en un bol amplio.
  3. Separamos las claras de las yemas e incorporamos las claras al bol de la sal. Guarda las yemas para otra elaboración.
  4. Añadir las hierbas aromáticas y la ralladura de limón que le darán un toque especial a esta dorada a la sal.
  5. Mezclar todos los ingredientes con las manos o con una cuchara hasta que se amalgame bien la sal con la clara de huevo y los ingredientes aromáticos queden bien repartidos.
  6. Ponemos una buena cantidad de sal sobre la bandeja del horno, como una especie de cama.
  7. Ponemos encima las doradas, lo suficientemente separadas entre ellas y cubrimos con sal. Si el tamaño de la dorada es mayor puedes cocinar las de una en una. Lo ideal es dejar la cola y la parte de la cabeza (a partir del ojo) al descubierto. También puedes dejar solo el ojo al descubierto y así luego sabremos cuándo está cocinada perfectamente: Si el ojo está totalmente blanco nos indicará que podemos retirar el pescado del horno.
  8. Metemos en el horno, que ya debe estar precalentado y horneamos durante 30 minutos en la parte central del horno.
  9. Pasado este tiempo, sacamos del horno y retiramos la sal con cuidado. Lo normal es que la sal salga en bloques y nos permita ir limpiando la dorada y sacando sus lomos enteros. Para que el pescado no se siga cocinando dentro de la sal es recomendable retirar la costra de sal lo antes posible y servir inmediatamente para que el pescado no se enfríe.

Presentación:

La mejor manera de emplatar esta dorada a la sal es servir los lomos de la dorada ya limpios. Sirve con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y la guarnición que prefieras: una buena ensalada, unas patatas asada o gratinadas.

Truco:

  1. Aunque os hemos sugerido un tiempo de horneado más o menos estándar, dependerá del tamaño del pescado. El problema de esta receta es que con la sal, no podemos ver el aspecto del pescado y no sabemos muy bien qué está pasando ‘ahí dentro’. Un truco para saber cuándo la dorada esté en su punto es dejar un agujerito en la sal justo donde está el ojo de la dorada. Cuando su ojo se haya tornado blanquecino, es que está en su punto.
  2. Por este motivo, recuerda pedir al pescadero que deje los ojos de las lubinas cuando las limpie, pues en ocasiones los retiran.