La textura del ajo negro es suave, gelatinosa y su sabor es entre dulce y ácido y más suave que el ajo blanc o morado. Se puede comer crudo o cocinado de la misma manera que el ajo fresco. Preparamos un puré de patata que pondremos en la base para terminarlo con unas patatas con ajo negro cocinados en aceite y terminaremos con un ligero golpe de gratinado. El resultado es ideal para tomar como entrante o como guarnición de todo tipo de platos.
Gambones al horno, receta fácil y para todos los bolsillosPor Susana Baticón