Más allá de los eslóganes comerciales, en una pizza, sin lugar a dudas, el secreto está en la masa. Hacer una pizza casera, con la masa hecha también en casa, es mucho más fácil de lo que parece, y el resultado marca la diferencia. Lo mejor de todo es que la masa congela muy bien, de modo que se puede hacer una buena cantidad y congelar porciones individuales.
Ingredientes
Para la masa:
- 20 gramos de levadura fresca
- 1 cucharadita de azúcar blanca
- 1 cucharada de leche
- 70 mililitros de agua
- 230 gramos de harina
- sal
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Para la cobertura:
- salsa de tomate
- 1 bola de queso mozzarella
- 150 gramos de queso parmesano en lascas grandes
- 60 gramos de jamón de york
- 1 puñado de aceitunas negras sin hueso
- 1 puñado de rúcula
- orégano
Preparación
- Para hacer esta pizza con jamón, olivas, rúcula y parmesano, comenzaremos por la masa. En primer lugar, vamos a hacer un fermento rápido. Para ello, mezclamos en un bol la levadura fresca desmigada, el azúcar, la leche tibia y el agua también tibia (si está caliente matará a la levadura y si está fría no le permitirá actuar). Mezclamos bien para que se disuelva y dejamos reposar durante 15 minutos. Sabremos que ha comenzado a fermentar cuando aparezcan burbujas en la superficie.
- En un bol, ponemos la harina tamizada y la sal. Mezclamos y le damos forma de volcán.
- Echamos dentro el aceite de oliva virgen extra y el prefermento.
- Vamos mezclando para que la harina se integre con el resto de los ingredientes.
- Comenzamos a amasar, primero dentro del bol y luego ya sobre la encimera, ligeramente enharinada.
- Amasamos hasta obtener una masa homogénea, lisa y suave, que ya no se pegue en los dedos.
- Formamos una bola y colocamos en un bol, cubierto con un paño.
- Dejamos reposar para que crezca durante 40 minutos más o menos. Sabremos que está lista porque habrá duplicado su volumen.
- Pasado este tiempo la desgasificamos apretándola con los dedos y haciendo un par de movimientos de amasado y dejamos reposar de nuevo 5 minutos.
- Estiramos sobre la encimera, enharinada, hasta alcanzar el diámetro y espesor deseados. Se puede hacer con un rodillo, aunque lo ideal es hacerlo con las manos.
- Repartimos por encima la salsa de tomate y colocamos la mozzarella partida toscamente con los dedos, pero muy bien escurrida.
- Metemos la pizza en el horno, que ya debe estar precalentado a 230°C y cocinamos durante cinco minutos con calor arriba y abajo.
- Sacamos la pizza del horno y repartimos por encima el jamón de York, las aceitunas negras y un poco de orégano. La volvemos a meter y cocinamos otros cinco minutos.
- Sacamos la pizza y colocamos por encima la rúcula y las lascas de parmesano. Servimos inmediatamente.
© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.