Siguiendo la receta más clásica de las rosquillas fritas que normalmente se elabora en buena parte de nuestro país, vamos a darle un toque diferente para añadirle algo de aroma a este postre o merienda que suele tomarse en Semana Santa -pero no solamente-. Lo hacemos añadiendo a la masa un poco de esencia o extracto de vainilla.
Ingredientes
Para la masa
- leche
- aceite de oliva
- 1 unidad de huevo
- 200 gramos de harina
- 3 gramos de bicarbonato
- 50 gramos de azúcar blanca y algo más para decorar
- 1 bote de extracto de vainilla
- aceite de girasol para freir
Preparación
- En un bol mezclamos la leche, el aceite de oliva, el huevo y el extracto de vainilla.
- Añadimos la harina tamizada previamente con un colador, el bicarbonato y el azúcar blanco. Mezclamos bien todos los ingredientes hasta conseguir una masa homogénea que podamos manipular sin que se nos pegue a las manos. En el caso de que nos quede demasiado blanda, podemos solucionarlo agregando un poco más de harina.
- Sacamos la masa del bol y la trabajamos con las manos para hacer una bola. Para que nos sea más fácil, nos impregnamos las palmas de aceite.
- Formamos las rosquillas, cogiendo pequeñas bolas de masa y haciéndoles un agujero en el centro, que vamos agrandando.
- En una sartén con mucho fondo o una cazuela, ponemos el aceite para freír a calentar, pero sin que llegue a quemarse. Hundimos nuestras rosquillas, dándoles la vuelta para que se vayan dorando por todos sus lados.
- Retiramos y ponemos a escurrir sobre papel absorbente. En el momento de servir, rebozamos con azúcar blanco.
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