Este postre de origen norteamericano es siempre una delicia y un éxito asegurado, sea cual sea la reunión, fiesta o comida que tengas por delante. Porque a todos nos gusta un bocado suave con sabor a chocolate. Y quien diga lo contrario, miente. En esta ocasión, la receta es tan sencilla que puedes hacerla, incluso, con los ojos cerrados. La única diferencia es que utilizamos dos tipos de harina, una de trigo y otra de malta, con una cantidad de proteínas mayor, lo que hace que se digiera más fácilmente, pero que nos siga llenando de energía.
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