La fruta de la pasión y el mango son dos de las frutas exóticas que llegan, sobre todo, con el verano. Se cultivan, sobre todo, en zonas con clima tropical y aunque tienen una piel gruesa y dura (no comestible), su interior es delicado y delicioso, rico en calcio, hierro y fósforo. Además, si le echas un poco de hielo a esta mezcla, el resultado es muy refrescante.
Magdalenas caseras: la receta más fácilPor Susana Baticón