Este postre es, además de delicioso (siempre que hay una tarta de queso de por medio, lo es) muy visual y divertido. Se construye con tres partes: la tarta de queso, un par de bolas de helado que, en este caso, es de remolacha (su combinación con el queso es única) y un sablé de avellanas que se deshace con las manos simulando un poco de tierra como base de nuestro plato. Un postre digno de los mejores restaurantes.
Tarta de manzana, receta clásicaPor Susana Baticón