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galletas avena frutos secos© Libro 'Recetas que no fallan' de Anaísa López

Galletas de avena con frutos secos

45 min
fácil
24 porciones

Esta masa podría dejarse tal cual y hornearse para espolvorearla luego sobre un yogur, pero la propuesta de Anaísa López es mezclarla con arándanos secos y nueces para crear galletas. Aunque puedes hacerlo con pasas, chocolate blanco, negro o coco.

Ingredientes

  • 185 gramos de harina de trigo
  • levadura química
  • sal
  • 226 gramos de mantequilla sin sal ligeramente fría
  • 300 gramos de azúcar blanca
  • 100 gramos de azúcar moreno
  • 2 unidades de huevos
  • 2 cucharadita de extracto de vainilla
  • 270 gramos de copos de avena
  • 2 cucharadita de canela molida
  • 1 taza de nueces enteras
  • 150 gramos de frutos rojos deshidratados

Preparación

  1. Precalentamos el horno a 170 ºC. Preparamos dos bandejas de horno cubiertas de papel vegetal.
  2. En un bol, mezclamos la harina con la levadura química y la sal, con una cuchara de madera, y removemos.
  3. Ponemos la mantequilla y el azúcar en un bol y batimos con la batidora a velocidad media unos 3-4 minutos, hasta formar una crema aireada de color amarillo claro.
  4. Añadimos los huevos, uno a uno, asegurándonos de que se incorporan bien. Añadimos la vainilla y batimos a velocidad medio-alta unos 3-4 minutos.
  5. Incorporamos los ingredientes secos previamente mezclados y batimos, de nuevo, a velocidad medio-baja hasta que se mezclen.
  6. añadimos la avena, la canela, las nueces y los frutos deshidratados y batimos lentamente hasta que se distribuyan por toda la mesa.
  7. Envolvemos en papel transparente y metemos en el congelador unos 20 minutos.
  8. Transcurrido este tiempo, sacamos la masa y hacemos bolitas. Las colocamos en las bandejas de horno, con una separación de unos 5 cm entre ellas, y no las aplanamos en ningún momento.
  9. Horneamos nos 15 minutos hasta que los bordes estén dorados y el centro algo más pálido. Al sacarlas del horno, las dejamos enfriar unos 10 minutos en la propia bandeja y, después, las transferimos a una rejilla. Las guardamos siempre en un lugar seco y hermético.