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Mientras que el helado suele incluir leche para su elaboración, los sorbetes son más ligeros ya que sus ingredientes principales son agua y azúcar, más el sabor que queramos aportar. En este caso, nuestro sorbete tendrá un delicado sabor a flores, en concreto, a rosas. Vistoso, delicado y diferente.
Poner en un cazo el agua y el azúcar. Cuando empiece a hervir, retirarlo, verterlo en un recipiente de cristal y añadir la esencia y los pétalos de rosa. Remover, tapar y dejar en infusión hasta que se enfríe. Colarlo y ponerlo en una heladera. Pasarlo a un recipiente y meterlo al congelador al menos 1 hora.
En un cazo, poner el agua y el azúcar a fuego suave y, cuando el caramelo empiece a dorarse, retirarlo y verterlo en hilo sobre un papel de hornear en 4 formas separadas. Espolvorearlas con las semillas de amapola y arrugar un poco el papel para que el caramelo se ondule. Dejar que se enfríe del todo y se endurezca.
Mezclar en un cazo el azúcar, el agua, la esencia de rosas y la hoja de gelatina previamente hidratada. Llevar a ebullición y retirar del fuego. Echar la gelatina en un cuenco, taparla y meterla en el frigorífico durante unas 2 horas. Sacarla y deshacerla en trocitos.
Poner en un cuenco 1 o 2 bolas de sorbete por comensal y 2 hojitas de hierbabuena, añadir 1 c.s. de gelatina y coronar con una teja. Si no lo van a tomar menores, una deliciosa opción es sustituir 250 ml de agua por la misma cantidad de cava rosado.
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