Dicen que cuando te acostumbras a ellas, son hasta adictivas. Dicen también que son muy beneficiosas para la salud y que si aciertas con la medida, tus platos se enriquecen. Si no sabes de lo que hablamos, con papel y lápiz para anotar estas especias picantes que deberían ser un imprescindible en tu cocina. Te ayudarán a reducir la cantidad de grasas en tus platos, prescindiendo de salsas y sustituyendo gran parte de la sal que estás acostumbrado a utilizar, además de ayudarte a luchar contra el envejecimiento o mejorar tu tránsito intestinal. ¡Ah, por cierto! Recuerda: el picante no es un sabor, sino una sensación; por lo que este no cambiará, sino que simplemente se potenciará. Te contamos cuáles son y algunas recetas que puedes hacer con ellas.
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La pimienta
Hay muchos tipos de pimienta –blanca, negra, verde-, dependiendo del tiempo de maduración de sus granos. Ha sido siempre muy utilizada en nuestro país, como aderezo de aves y pescados, pero también podemos añadirla a cualquier salsa para pastas (en Italia es imprescindible) o cualquier ensalada. Nos ayuda a disminuir el sodio de nuestros platos, con lo que necesitaremos una menor cantidad de sal. Además, su contenido en vitamina B es muy alto.
La mostaza
Su nivel de picante depende de la elaboración y de las semillas utilizadas, pues pueden ser muy distinta. En nuestro país no es tan utilizada como en nuestros vecinos (como Francia o Alemania), pero lo sería si tenemos en cuenta que no tiene grasas apenas nos aporta calorías y es un importante vasodilatador que puede ayudarnos a entrar en calor en invierno.
Paso a paso: solomillo de cerdo con corteza de mostaza y puré de patatas con limón
El jengibre
Este condimento es, en realidad, un tallo subterráneo originario del sudeste asiático muy apreciado por su aroma y sabor. Es más, allí es muy utilizado en muchas de sus recetas, mientras que en Occidente y gran parte de Sudamérica se limita su uso a la repostería o, más aún, a poner una cucharadita en las infusiones. Solo pica si se come crudo, como ocurre con el ajo o la cebolla, y es un gran aliado de nuestro intestino: es antiinflamatorio y estimula la producción de ácidos gástricos, con lo que mejoran nuestra digestión.
Paso a paso: ensalada tailandesa
El chile o guindilla
El chile, guindilla o ají (como lo llaman en Sudamérica) es tan famoso que tiene hasta una escala propia para medir su picante, la escala Scoville. Es la base de muchas salsas en las que ni habías pensado: el chimichurri, el tabasco, la paprika e, incluso, el mojo canario. Debes medir mucho la cantidad que incorporas a tus platos, pero créenos si te decimos que las carnes y las verduras adquieren un toque sorprendente con ella. En España, una de sus variedades, es muy conocida y utilizada, aunque más en su versión ahumada y dulce: el pimentón, aunque también son muy apreciadas sus versiones agridulce y picante, el mejor: el pimentón de la Vera. Tenlo siempre a mano.
Paso a paso: sardinas a la brasa con salsa de guindilla
El wasabi
Quizás es de las últimas en llegar, pero en Japón, de donde es originaria, es toda una institución y, en realidad, pertenece a la misma familia que la mostaza. El natural se ha de rallar justo antes de ser utilizado y se suele mezclar con soja, por su alto nivel picante y, antiguamente, se utilizaba para envolver el pescado y matar las bacterias. De ahí que, actualmente, sea uno de los acompañamientos clásicos del sushi. Lo mejor de esta especia es que no irrita el estómago, pues en realidad su picor llega hasta él, sino que lo que sentimos es el efecto de su vapor en las fosas nasales.