El gazpacho es una de las sopas frías por antonomasia, muy popular dentro y fuera de nuestras fronteras. A partir de la receta básica, cada vez se hacen más versiones, algunas incluso con fruta y otros vegetales. Pero aquí te traemos una de las más tradicionales y fáciles, que se hace, sobre todo en Andalucía. Te recomendamos servirla muy muy fría y si te gusta con tropezones, acompaña con daditos de pepino, pimiento y tomate ¡y a darle a la cuchara!
¿Dónde nace el gazpacho?
Nuestro protagonista tiene un origen humilde y antiguo que se remonta a la época de Al-Ándalus, en el siglo VIII, cuando los campesinos de la zona sur de la península ibérica preparaban una mezcla de pan, agua, aceite y vinagre, que eran los ingredientes que tenían más a mano y eran más asequibles. Con el paso del tiempo, la receta se fue enriqueciendo con la incorporación de otros ingredientes, como el ajo y en el siglo XVI, con la llegada del tomate y el pimiento desde América, cuando el gazpacho adquirió la forma que conocemos hoy en día.
Gazpachos curiosos
Se toma en todo el país, pero el gazpacho por excelencia es el andaluz. En otros lugares recibe el mismo u otro nombre pero poco tiene que ver con la receta del sur. En la Mancha se conocen como "gazpachos manchegos", se toman calientes y se preparan con carne de caza; en la localidad gaditana de Rota se llama "arranque' e incorpora los mismos ingredientes pero sin triturar, van majados con mortero; en Jumilla (Murcia), existe una versión con carne de caza y caracoles.
En Extremadura se conoce con el curioso nombre de “carajamandanga”, lleva siempre pan, a veces pimiento, y en ocasiones también se añade huevo cocido, uvas y almendras; en Valencia tienen una versión con horchata, pepino y menta y en Málaga elaboran "el gazpachuelo", caldo de pescado, huevo duro, patatas y mayonesa.