Podemos encontrar diferentes variedades de calabaza, cuyos colores van desde el naranja intenso hasta el blanco, y tienen diferentes formas y tamaños. Cada una tiene un sabor y una textura ligeramente diferentes. La Hokkaido y la Patison son las más populares, y ambas podemos utilizarlas para preparar suculentas cremas.
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El cultivo de la calabaza se remonta a miles de años atrás. Se cree que se originó en América Central y fue domesticada por las civilizaciones precolombinas. Se ha convertido en un símbolo icónico del otoño, especialmente en países de habla inglesa, donde se asocia con la celebración de Halloween. La mayoría de las piezas pesa de 2 a 8 kilos, pero hay calabazas gigantes que pueden alcanzar los 600 kilos, de hecho son famosos los concursos para elegir las variedades más grandes.
¿Qué beneficios tiene la crema de calabaza?
La calabaza es supernutritiva, rica en betacaroteno (que el cuerpo convierte en vitamina A), fibra, vitaminas C y E, y minerales como potasio. Tiene propiedades antioxidantes que ayudan a fortalecer nuestro sistema inmunitario. Contribuye a mejorar la vista y ayuda a regular la presión arterial al contrarrestar el efecto del sodio, y a reducir los niveles de colesterol por su contenido en fibra.
Convertida en crema, se le suman todos los beneficios saludables del resto de ingredientes vegetales que lleva: la cebolla es cardiosalubdale, diurética, antioxidante y prebiótica; la patata tiene efectos positivos contra la inflamación, ayuda a disminuir la presión arterial y mejora la circulación de la sangre; la zanahoria, por su parte, contribuye a mejorar la piel y a combatir problemas intestinales, además de aportar energía al cerebro; y el puerro es bajo en calorías, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y a controlar el colesterol y los triglicéridos.
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¿Cómo hacer crema de calabaza?
Esta elaboración es tan sencilla que hasta los principiantes a la hora de cocinar podrán prepararla sin muchas complicaciones. Además de pelar y trocear la calabaza y el resto de vegetales, hay que rehogarlos previamente con un poco de aceite, cada uno en su orden, sazonarlos bien, cubrir con caldo o agua y dejar cocer hasta ablandar. Después, se tritura todo hasta obtener una textura de crema y se puede aromatizar con distintas especias y/o hierbas aromáticas.
A la hora de servir la crema de calabaza, hay varias opciones: un poco de nata o de leche de coco, unas pipa, unas hierbas aromática o unos daditos salteados de la propia calabaza.
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