Crujientes y dorados por fuera, tiernos y esponjosos por dentro. Así son los buñuelos de bacalao. Se cuenta que su origen podría estar en el momento en que Fernando III de Castilla ‘el Santo’ reconquistaba la ciudad de Sevilla. Esta especialidad podría haber surgido durante el asedio a la ciudad, ya que la población se alimentó con varios cargamentos de harina y bacalao almacenados en el puerto de la ciudad. Hablamos del siglo XIII, y por más que quisiéramos contar con la paternidad de este plato, lo cierto es que las primeras recetas escritas aparecen en Portugal, concretamente en el libro ‘Arte do Cozinheiro e do Copeiro’.