Fresquito, dulce, riquísimo. Nadie pone en duda que el zumo de naranja sea una opción de lo más apetecible con la que acompañar nuestro café con leche y nuestras tostadas durante el desayuno (o, simplemente, como refrescante opción a media mañana o media tarde…). Lo que ocurre es que, muchas veces, lo dotamos de un ‘halo’ de salud que no siempre se corresponde del todo con la realidad. Y es que, sí; el zumo de naranja (al igual que otros muchos ingredientes o preparaciones culinarias) está rodeado de ciertos mitos tan interiorizados y sostenidos en el tiempo que no es sencillo derribar. Vamos con algunos de los más comunes:
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Según los nutricionistas es preferible tomar la fruta entera que en zumo
Es muy saludable porque está hecho en casa con naranjas frescas. FALSO
Es cierto que los zumos industriales son muchas veces verdaderas ‘bombas’ de azúcar, y que de fruta tienen muy poco, por lo que resulta fundamental leer bien las etiquetas. Pero esto no significa que el hecho de que un zumo esté hecho en casa, con fruta fresca, sea lo mismo (en términos de salud) que comer esa misma fruta entera. Y es que cuando tomamos las piezas sin licuar, aportan más fibra, te sacian más, y el aporte calórico será probablemente menor (mientras que es difícil comerse más de una naranja de una sentada, hay pocos zumos que lleven menos de dos o tres). Y lo más importante de todo: al exprimirla, los azúcares propios de la fruta, se convierten en azúcares libres, esto es, precisamente lo que es preferible evitar.
Bébete el zumo rápido, que se le van las vitaminas. FALSO
Si aún sigues creyendo esto, es hora de que destierres el mito. Y es que en 2002 se demostró que, aunque la vitamina C (ácido ascórbico) se oxide, la sustancia que se genera, llamada ácido dehidroascórbico, sigue teniendo las mismas propiedades que la vitamina C. Y para que esas propiedades desaparezcan deben pasar varias horas (hasta 12), o bien, que el zumo se someta a una temperatura muy elevada de más de 120º, lo cual no es un hábito muy común… Así pues, la próxima vez que te hagas un zumo no es necesario que lo bebas a todo correr recién exprimido. Al menos, por motivos nutricionales (el sabor sí puede variar).
No hay evidencias cinetíficas claras de que la vitamina C nos ayude a prevenir resfriados
Es una 'inyección' de vitamina C insuperable. FALSO
Es cierto que las naranjas son una gran fuente de Vitamina C (como decimos, siempre mejor entera que en zumo). Pero ni son la única, ni la que más cantidad aporta. Por ejemplo, los pimientos adelantan claramente a las naranjas en lo que se refiere a cantidad de esta vitamina. También son gran fuente los kiwis, las fresas, la papaya, el brócoli, las coles de Bruselas, los berros, el perejil… Pero más que en alimentos concretos, lo recomendable es, de forma general, incluir en nuestros menús diarios una buena cantidad de frutas y verduras frescas. Simplemente haciendo eso habremos cubierto los niveles requeridos de vitamina C.
Nos ayuda a ‘tener fuertes’ las defensas y a evitar resfriados. FALSO
Más allá del mito, no existe ninguna evidencia científica que justifique que tomar vitamina C ayude a prevenir resfriados. Esto podría ocurrir quizá en casos de poblaciones desnutridas, con déficits de esta vitamina, lo cual no es nuestro caso; al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con la vitamina D -cuyo déficit en nuestra población está bastante generalizado-, de niveles de Vitamina C andamos ‘más que sobrados’. Y es que, si las recomendaciones sanitarias de ingesta de dicha vitamina oscilan alrededor 90mg diarios para hombres y 75mg para mujeres, según los expertos, la población española supera con creces esas cifras (multiplicándolas por 2, incluso por 3 y por 4).
Es cierto que existen algunos estudios (aunque no del todo concluyentes) que apuntan no tanto a un efecto de prevención, como a cierto efecto de reducción en la duración de esos resfriados, una vez han aparecido. No obstante, en cualquier caso, existe una ‘fórmula’ muchísimo más eficaz a la hora de prevenir un resfriado -y otras muchas enfermedades- que atiborrarnos a naranjas y que, por desgracia, conocemos todos de sobra desde 2020 y la aparición del Covid: el lavado de manos.
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