No importa si utilizas lechuga, canónigos, rúcula u otro tipo de hoja como espinaca o endivias. Si no las escurres bien, el agua que quede estropeará su sabor y textura, además de arruinar el aliño sin remedio. Si no dispones de un centrifugador de ensaladas, puedes utilizar un paño limpio. Lo mismo pasa con los tomates. Si dejamos que el agua permanezca en ellos estaremos perdiendo parte de su potente sabor.