La carne ecológica, al igual que todos aquellos alimentos que quieran integrarse bajo un sello ecológico, deben cumplir una serie de requisitos validados por la propia Comunidad Europa; en este caso, bajo los parámetros que marca la Convección Europea para la Protección de Animales Criados con Propósitos Ganaderos. Entre ellos, están los siguientes:
- Los animales deberán ser alimentados de forma ecológica, sin que les sean suministrados hormonas de crecimiento (potenciando su sistema inmunitario natural), antibióticos o fármacos artificiales.
- Además, no se podrán alimentar de ingredientes de origen animal, excepto de productos lácteos o harina de pescado. Y su lactancia deberá ser natural.
- Deberán tener acceso a espacios abiertos con luz natural y áreas de reposo, sin estar sometidos a métodos de explotación (como el confinamiento, el amarre o la falta de libertad de movimientos).
- Los mataderos y carnicerías donde se procese y se distribuya su carne deberán cumplir también con las normas ecológicas.
- Y, por supuesto, nada de manipulación genética.
En España, la Comisión Reguladora de Agricultura Ecológica, enmarcada dentro del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, asesora a cada Comunidad Autónoma para que estas sepan certificar correctamente cuándo una carne es ecológica y cuándo no, pues es una competencia delegada. Sometidas a severos controles e inspecciones, esta carne es mucho más rica en vitaminas -como la E o la B2, dado que los animales se alimentan fundamentalmente de hierba-, tiene una mayor calidad, al criarse con menos estrés y dolor y, en principio, se trata de un producto de proximidad, ya que suelen criarse en pequeñas explotaciones familiares. La única desventaja es su precio, más elevado que las no ecológicas. Una diferencia cada vez menor, gracias a esas mismas empresas familiares, que utilizan Internet para vender sus productos y que lleguen directamente a tu hogar. ¿Necesitas algunas?