"En La Caléndula tengo un pequeño huerto con flores comestibles para utilizar justo en el servicio de comida, pues muchas de ellas ni siquiera aguantan el trayecto del campo a la cocina, son más sensibles, o esas que solo se recogen de noche por sus aromas nocturnos como la flor de onagra, las salvias, la rosa canina, las flores de azahar, las violetas, el geranio silvestre, las borrajas, los dientes de león, las mayas, las jaras, las clavelinas, capuchinas...", nos explica Iolanda. En Palau Sator, el pueblo donde se crió, tiene un huerto que comparte con su madre quien le ayuda también en la recolección silvestre. Iolanda es una mujer muy activa, la vemos participar en congresos, jornadas y ponencias y nos adelanta su última aventura: "con el perfumista Ernesto Collado, de BravaNariz, hemos hecho una captura olfativa de las plantas que yo utilizo de la montaña del Quermany, donde está mi restaurante, y hemos conseguido un perfume, Camí del Quermany. Al ponertelo te lleva directamente de paseo por el monte y es completamente natural". ¡Lo probaremos!