Hay una lucha mítica en esto de la cocina y, más concretamente, en el mundo de la repostería. Tampoco es una lucha en el sentido estricto de la palabra, porque seamos sinceros, no nos importa pasar de un bando a otro, pero siempre hay preferencias: ¿eres de chocolate negro o de blanco? La mayoría de las personas se decantan por el primero, mucho menos dulce y, en realidad, al que sí que deberíamos llamar chocolate, ya que el blanco en realidad es una mezcla de manteca de cacao, leche y azúcar. Sin embargo, tiene que haber para todos. Por eso, os dejamos estas propuestas en las que cambiamos el negro por el blanco con apuestas ganadoras, como combinarlo con frutos rojos –arándanos, frambuesas o fresas-, con café en un tiramisú o yogur.