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Restaurantes con estrella Michelin, bares de pintxos, asadores, terrazas, rompedores locales de nueva cocina… Pamplona ofrece todo tipo de opciones para los amantes de la buena mesa. En esta ruta 'gastro' que hoy os proponemos reunimos un buen puñado de direcciones más que recomendables que así lo demuestran. Si tienes prevista una escapada a la capital navarra, ya sea con motivo de San Fermín, ya sea en otra época del año (quizá más aconsejable si lo que buscas es mayor tranquilidad y facilidad para encontrar mesa)… ¡anota bien estos nombres en tu agenda foodie!

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RODERO, SABROSA INNOVACIÓN

Para quienes siguen la pista del muñeco Michelin, Pamplona cuenta con dos direcciones infalibles. Una de ellas es el Restaurante Rodero (Emilio Arrieta, 3), con el chef Koldo Rodero al frente. Aquí se puede disfrutar de una cocina bien definida, con técnica, vanguardista y llena de sabor, con recetas como la Trucha de Yesa que en forma de tartar homenajea a la famosa trucha a la navarra, delicados platos de verduras, como sus Espárragos verdes y blancos con berberechos y pil pil de albahaca. Mientras, la sala funciona a las mil maravillas bajo la dirección de sus hermanas, Goretti y Verónica (quien, además, ejerce de sumiller).

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LOS HERMANOS IDOATE

Restaurante Europa (Espoz y Mina, 11) es otro clásico entre los clásicos, bendecido también por la Michelin. Pilar Idoate es el alma de la cocina y una de las pocas mujeres con los destellos de una estrella Michelin (desde 1993). A su equipo se ha unido el cocinero Arkaitz Muguruza y juntos consiguen deleitar con las Manitas de lechazo, el Bacalao ajoarriero y las Albóndigas con trufa, sobresalientes. La familia Idoate también dirige el restaurante Alhambra (Bergamín, 7), otro templo del buen comer en Pamplona, con una cocina tradicional, de temporada y con acertados toques creativos.

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DE LA COCINA A LA BODEGA

Enekorri (Tudela, 14) abrió sus puertas hace más de treinta años y sigue encabezando la lista de los restaurantes más recomendados de Pamplona. Fernando Flores, su chef, transforma la cocina tradicional con toques de autor, pero siempre respetando la materia prima navarra. Imprescindible probar sus Espárragos en tres texturas y tomarte una copa de champán o un cóctel antes de cenar, metido en su (gran) bodega, mientras eliges el vino de la cena.

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ÁBACO MIRA AL FUTURO

Jesús Iñigo ha trasladado el Restaurante Ábaco, que estaba dentro del Museo de Arte Contemporáneo de Huarte (a 10 min de Pamplona), al centro histórico de la ciudad (Juan de Labrit, 19, donde estaba el antiguo Hartza) para seguir, junto a Nerea Sistiaga, su bien encaminada carrera. En su cocina de raíces navarras surgen matices catalanes y vascos que delatan su paso por las cocinas de El Bulli, Arzak o Berasategui. Eso, unido a sus inicios por tierras americanas, inglesas o argentinas, y a los galardones que acumula por su virtuosismo con los pintxos, le sitúan sin discusión en el top de la gastronomía pamplonica. El pintxo Esponja de anchoa y aire de ajoblanco es de los que se grabarán en tu memoria.

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LA NUEVA COCINA NAVARRA

Otro nombre que hay que tener muy en cuenta es el de Leandro Gil, nominado a cocinero revelación del año y creador de una propuesta moderna, armoniosa y natural de la huerta navarra, de las verduras y hierbas de su tierra, en el restaurante Alma Pamplona (en el hotel Muga de Beloso). Su menú degustación armoniza con los vinos de Navarra que mandan en la carta líquida. En el restaurante Tres Reinas, del hotel Tres Reyes, el chef Enrique Martínez Burón asesora la cocina y es otra de esas mentes inquietas que organiza apetitosas Jornadas Gastronómicas a lo largo del año. Por último, en la nueva oleada de cocineros hay que fijarse también en Iñaki Andradas, que sorprende día a día en los fogones del Baserri Berri (calle San Nicolás), con su cocina creativa a precios muy competitivos.

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PEQUEÑOS GRANDES BOCADOS

Iriñazurra es otra dirección para apuntar, en la mítica calle Mercaderes, 15, un bar recién reformado que ha ganado este año el Concurso de Pintxos de Pamplona con otro cocinero joven que dará que hablar: Gorka Aguinaga. Se puede comer de pintxos o probar alguno de sus menús. Nuestra recomendación, si vas con amigos, es que os animéis con el de Sidrería (38 euros) que arranca con la Txistorrica de Zubiri, los Friticos caseros y Piquillos de Puente asados a la leña para completar con una Tortilla de Bakalao y el Txuleton a la parrilla, de 500 g por persona. Y el postre… que no falte. 

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SI HEMINGWAY ESTUVIERA AQUÍ

En el hotel La Perla (Estafeta, 24) se alojaba Ernest Hemingway cuando se convirtió en un enamorado de la fiesta de los toros, de los Sanfermines, de Pamplona y de Navarra. El hotel se encuentra en la mítica calle Estafeta y desde las mesas del restaurante se puede contemplar el trepidante paso del encierro. Si el escritor volviera hoy a 'su hotel', se quedaría impactado con el palmarés de premios de Álex Múgica, su cocinero, un maestro indiscutible de la cocina en miniatura, así que nuestra mejor recomendación es decantarse por su genial menú de pintxos.

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NOS VAMOS 'DE PINTXOS'

En Pamplona se sigue la tradición de 'ir de pintxos' y no resulta difícil unirse a esta buena costumbre. Por el casco antiguo hay que hacer parada en El Burgalés, Baserri o en el Gaucho (en la foto), siempre de bote en bote. Ve arrimándote (como puedas) a la barra para echar un ojo a lo que se ofrece o pide directamente alguna de sus especialidades, como el pintxo de erizo relleno, que ni se les ocurre sacar de la carta, como tampoco desaparecerán el de foie, el crujiente de espinacas, el esturión con la picada de ecurtidos o el de huevo trufado.

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EXPERTOS EN 'FRITICOS'

Si hay una especialidad propia de Pamplona, esa es la de los fritos, que manejan a la perfección, desde las tradicionales croquetas (en el concurso anual de la Semana de la Croqueta y el Frito se juegan el honor), hasta los más personales que dan fama a cada bar, como el frito de huevo del Bar Río, que tiene hasta un contador que registra los que llevan servidos; el fritico de pimiento del centenario Café Roch, el frito de gamba del Bar Itziar o el 'moskovita' de huevo, jamón serrano y queso que preparan en la Hostería del Temple (en la foto).

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Y BUENOS ASADORES

En Pamplona hay que rendirse también a los asadores, donde al calor de la brasa se cocinan fabulosas carnes y pescados. Destacan las carnes de Olaverri (chuleta en la foto), en el centro de la ciudad, también las del Asador Anttonenea, y a poco más de 5 kilómetros, apunta estas dos direcciones que son las preferidas de las familias navarras: en Mutilva, el Asador Mutiloa, y en Cizur Menor, el Martintxo.

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UNA TERRAZA CON VISTAS

La terraza de Pamplona con las mejores vistas la encontrarás en el punto más alto del casco antiguo, detrás de la catedral, junto a la plaza del Castillo. Es el Mesón del Caballo Blanco (Redín, s/n). Si extiendes la mirada, divisarás los montes que la rodean por el norte. En verano, además, organizan conciertos. ¡Un verdadero planazo!

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