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Nos comemos la Gran Vía de Madrid

Es la calle más animada de la ciudad. La Gran Vía arranca en el cruce con la calle Alcalá y termina en la plaza de España. Hoteles, tiendas, cines, teatros y restaurantes van salpicando este Broadway madrileño por el que es un placer pasear... ¡y comer! Y es que esta histórica vía se ha convertido en los últimos tiempos en una de las calles más interesantes para los amantes de la buena mesa. 

Te llevamos a los restaurantes de moda, terrazas y vermuterías que tienes que conocer, ahora que la ciudad celebra su momento más festivo (con motivo de las fiestas de San Isidro), o sino... ¡en cualquier momento del año!

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La Primera, sabores cántabros en Madrid

El número 1 de la Gran Vía lo ocupa el emblemático edificio Grassy, con el famoso letrero luminoso de Rolex, y en la primera planta se ha instalado el hostelero cántabro Paco Quirós quien trajo desde Santander su sucursal de Cañadío (Conde de Peñalver, 86), luego llegó La Maruca (Velázquez, 54) y La Bien Aparecida (Jorge Juan, 8), y ahora este nuevo restaurante lleno de buen gusto y mejor cocina, como era de esperar. La Primera está en la primera planta del número 1 de la Gran Vía, pero su nombre es también el de una de las playas más bonitas de Santander. La decoración de estilo colonial es un trabajo impecable de Sandra Tarrarruella y ha colocado espejos en el techo para que nadie se pierda la vista de La Gran Vía. ¿Qué hay que comer en La Primera? La tortilla de patata, las rabas (imprescindibles), trozucos de merluza Orly, croquetas de lacón, buñuelos de bacalao y el original Parada en Landa, un homenaje a los huevos con morcilla del restaurante burgalés. Y de postre, el flan de nata y la tarta de queso, ¡imprescindibles!

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Pizzas y mozzarella junto al ventanal

Oven Mozzarella es un italiano con mucho estilo, en el número 6 de la Gran Vía. Enormes ventanales ocupan las dos plantas del local especializado en pizzas, pasta y mozzarella. Todas las pizzas son tondas (redondas) alla romana con una masa que se elabora a partir de la mezcla de tres harinas italianas y, después, fermenta durante 48 horas, dando como resultado una masa fina, ligera y muy digestiva. Prueba la auténtica Carbonara, con  láminas de bacon, queso parmesano y yema de huevo, o la exquisita Huevo y Trufa, con salsa boletus, mozzarella, mezcla de setas, huevo de corral al tartufo y aceite de trufa blanca.

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Museo Chicote, los cócteles con más glamour

No hay lugar más mítico en la Gran Vía que Museo Chicote, el templo de la coctelería en Madrid que abrió sus puertas en 1931. Ocupa el número 12 de la calle y en los años 50 se convirtió en parada obligada de los nombres más glamurosos del cine, la música, la cultura. Puedes ver sus rostros en las fotos que decoran las paredes. Ahí está (¡cómo no!) Ava Gardner, Sofía Loren, Dalí o Grace Kelly, entre otros. Museo Chicote lleva ese nombre por el número y calidad de las botellas de licores que llegó a coleccionar su dueño, el coctelero Pedro Chicote. Se ha reinventado y ahora sigue atrayendo a personajes muy conocidos, como Alaska y Mario Vaquerizo. Además de tomar un buen combinado, aquí se puede comer de picoteo, tomar el plato del día o apuntarse al brunch los fines de semana. La puerta de al lado es la del restaurante El Mercado de la Reina, de los mismos dueños, que lleva más de 10 años dedicado a la cocina española, con tapas castizas a las que da su toque personal.

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Gran Clavel, el más neocastizo de la Gran Vía

Párate en el número 11 de Gran Vía. El edificio es una joya obra del arquitecto Iradier, de 1917. La entrada forma parte de ese patrimonio arquitectónico, con puerta de madera curvada. Da paso a La Vermutería, primera parada para desayunar con churros o tomarse un vermú de grifo, al más puro estilo madrileño, según la hora. Sube las escaleras para llegar al Bar de Vinos, decorado en verde pastel. Aquí tienes que pedir unas bravas, un pincho de tortilla o una gilda de Vallecas y rendirte a su carta de vinos, especialmente a los de Madrid, todo un descubrimiento. Al fondo se encuentra la Casa de Comidas en la que el jefe de cocina Rafa Cordón, madrileño de pro, cocina guisos con enjundia y recrea platos castizos que llevan su sello personal: desde la ensaladilla rusa crujiente a las exquisiteces que prepara con la casquería... ¡sus callos son de los mejores de Madrid!

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Picalagartos, el nuevo balcón de la ciudad

Quédate con su nombre porque va a ser una de las terrazas del verano en Madrid: Picalagartos Sky-Bar. La encuentras en el número 21 de la Gran Vía (esquina con la calle Montera), el nuevo espacio de Azotea Grupo, alojado en el Hotel NH Collection Gran Vía. Está formado por un restaurante con vistas, en la octava planta, y en la novena, una azotea 360 grados desde la que casi se pueden rozar los míticos edificios de esta calle, como el de Telefónica. Mercedes Isasa firma el interiorismo y nos lleva al clasicismo moderno del Madrid de los años 50 y la eclosión de la Gran Vía. A los mandos de la cocina está Javier Muñoz-Calero, el chef madrileño que ha llenado la carta de bocados tan apetecibles y castizos como los boquerones en vinagre, la ensaladilla rusa con cachelos y ventresca, los torreznos crujientes, o las bravas Montera. Buenas verduras, como las alcachofas confitadas y migas de jamón ibérico, pescados del día y carnes a la brasa. Como jefe de sala y sumiller está Javier Arroyo (ex DiverXo) y de los cócteles se encarga el bangladeshí Joel Jamal, con apuestas que incluyen finos y olorosos. Por cierto, el nombre recuerda la Taberna de Picalagartos que aparece en la obra Luces de Bohemia, de Valle-Inclán.

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Hielo y Carbón, en mitad del Broadway madrileño

Otro estreno reciente es el lujoso (5*) hotel Hyatt Centric Gran Vía Madrid, en el número 31 de la calle. Su propuesta gastronómica es muy completa. El bar Ondas, una vermutería y lounge en el lobby, homenajea con su música en vivo y dj's a La Movida y los hits de los 40 Principales que están justo enfrente, en la Cadena Ser (Gran Vía, 32). El restaurante Hielo y Carbón (en la primera planta), fusiona la cocina de mercado de Madrid (Carbón), con originales versiones como el bao de calamares (en la foto), y la peruana (Hielo), y todo con buena música de fondo y las vistas del ajetreo de la Gran Vía que te atraen desde sus ventanales y la barra panorámica. Para redondear, los domingos tienes que apuntarte a su Brunch, y ahora que ya ha llegado el buen tiempo, la guinda la pone el bar secreto en la azotea, El Jardín de Diana.

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Five Guys, las hamburguesas de Obama

En el número 44 de Gran Vía, a la altura de la plaza de Callao, ha desembarcado Five Guys, la hamburguesería preferida del ex presidente Obama. Su Bacon Burger es ya un best seller, al igual que sus famosos batidos. Y aunque las colas para conseguir sitio ya se han relajado, suele estar lleno. Una cuadrilla de jóvenes preparan las hamburgesas a la vista de los clientes que esperan su turno. Una curiosidad: a la entrada verás los sacos de patatas y es que esta marca va cambiando la procedencia de las patatas cada semana y lo indican en grandes carteles. 

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Tapas y vistas de película

Lo habrás visto mil veces. El perfil del edificio Carrión con la Gran Vía bajando hacia la plaza de España y el archiconocido cartel luminoso de Schweppes que aparecía en la película El día de la Bestia, de Álex de la Iglesia. Es la foto obligada que todo el que sube al espacio Gourmet Experiencie Gran Vía de El Corte Inglés (Plaza del Callao, 2, 9ª planta) quiere capturar. Aquí se concentran buenos locales gourmet, cada uno con su estilo: Celicioso, con productos sin gluten, dulces y salados, Central Mexicana, Tse Yang Dim Sum, las pizzas de Al Cuadrado, las tapas de Imanol y La Máquina, o las hamburguesas de Vaca Nostra.

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Un jardín tropical 'clandestino'

Después de pasar por delante de las mejores carteleras de teatro, llegamos al número 65 de la Gran Vía para descubrir uno de esos locales con aires clandestinos, El Invernadero de Salvador Bachiller. Un exótico vergel de plantas que se esconde detrás de los bolsos, maletas y monederos de la tienda de esta firma de artículos de piel. Se sirven comidas (hay menú diario por 16€), meriendas, cenas y brunch de lo más cool todos los días, y si te encaprichas de los platos, los cubiertos o los vasos, todo lo puedes comprar también en la tienda. La carta es muy internacional, con tacos, rollitos vietnamitas y ricos baos de pato pekinés. Los jueves abren su barra de aperitivos y cócteles, para el afterwork.

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Encantados de conocerte

En el 80 de la Gran Vía, en lo más alto del edificio del Dear Hotel, en la planta 14, está el restaurante Nice to meet you donde vas a comer o cenar con Madrid a tus pies y si extiendes la vista, divisarás hasta la Casa de Campo. La carta es pura fusión, con mezclas de aquí y de allá a veces arriesgadas, pero que triunfan. ¿Algún ejemplo? El aguachile de bonito del norte y langostinos, aguacate y pepino; una tierna presa ibérica en dos cocciones con mojo de cacahuetes con miel y cebolletas caramelizadas, o el exquisito salmón noruego caramelizado estilo thai con bulgur al curry. No te puedes marchar de esta encantadora azotea sin probar alguno de sus cócteles.

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Somos, Garra y el oso de la Torre

La Torre de Madrid es otro edificio icónico de la capital, el primer rascacielos que tuvo Madrid, con 142 metros, en la plaza de España. En ella se encuentra el hotel Barceló Torre de Madrid (5*), un lujoso hotel de diseño con dos espacios gastro que hay que conocer: Bar Garra, en el lobby, y el restaurante Somos, que ocupa la primera planta y regala imágenes inolvidables de la Gran Vía. Garra Bar impresiona nada más entrar con su gigantesco botellero de más de seis metros de altura (diseñado por Jaime Hayón) y presidido por la figura de un oso con rayas de cebra y sombrero de copa que se ha convertido en la imagen del hotel. Es un lugar fantástico para tomar el aperitivo castizo o un cóctel con buena música (y sesiones de conocidos DJ los fines de semana) de fondo. Somos no se queda atrás y presenta ahora una nueva propuesta gastronómica basada en el imaginario y el producto madrileño, con sabores familiares reinterpretados por el chef Rubén Vázquez. 

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Rozando el cielo de Madrid

Justo enfrente de la Torre de Madrid, en la plaza de España, 5, la última parada de esta ruta foodie nos lleva a conocer la propuesta gastronómica del impresionante hotel VP Plaza España Design (5*). En la primera planta puedes comer en el restaurante Botania, del grupo Larrumba (Perrachica, Marieta, Habanera...), pero la estrella indiscutible es el Ginkgo Sky Bar, ubicado en la planta 12 y con una panorámica del skyline madrileño. Entre sus propuestas más sibaritas destacan entrantes como Ostra Gillardeau Nº2 al natural o con ponzu de chile chipotle; Carpaccio de pulpo o Futomaki de salmón, queso crema y cebolla crujiente; Huevos rotos rotos de atún al estilo Lucio, o la Terrina de rabo de toro y foie con chips de verduras. El apartado de postres se reserva bocados como Tarta de chocolate a la cerveza negra, Milhojas de crema cítrica asiática y nata fresca. Tienes que dejar que la velada se prolongue probando alguno de sus sorprendentes cócteles con una banda sonora de fondo que cambia cada día: los miércoles, las noches del Jazz, con la actuación en directo de Black Tie, y los jueves, viernes y sábados, Dj live sessions de deep house, un plan perfecto.

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