Comerse un bogavante, con caparazón incluido.
¿Por qué en internet hay más de un millón de recetas de Chili Crab, en 40 idiomas?, ¿por qué se pescan tantísimas toneladas de ese crustáceo con el que se prepara?, ¿por qué todo el mundo quiere cocinarlo?... Éste era el tipo de preguntas que bailaban en la cabeza de Ángel León (restaurante Aponiente, tres estrellas Michelin) cuando decidió cuál sería el objeto de estudio de su siguiente reto gastronómico: conseguir hacer blandos y comestibles los caparazones de cualquier crustáceo y ampliar así su recetario. De nuevo en colaboración con la Universidad, y tras algunos intentos fallidos, el sueño se materializó: y allí estaba León, para contarlo… y demostrarlo. Tras varios ensayos realizados con enzimas, por fin habían logrado dar con la fórmula para descalcificar las cáscaras de bogavantes, cangrejos, cigalas, galeras… y hacerlas no solo comestibles, ¡sino potencialmente deliciosas! Pero el espectáculo no quedaba ahí… (continúa en siguiente foto).