Tiene algo de divertido, algo de nostálgico, y por supuesto, mucho de goloso. Nos referimos a ese momento a media tarde en el que nos pica el gusanillo ‘dulce’ y nos apetece hacer un alto en el camino y recargar fuerzas con una buena merienda. ¿Dónde? ¡He aquí algunas pistas!