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cholitas escalando© Personalizado

Las cholitas escaladoras: cocinar a más de 6.000 metros de altitud

Han llegado de Bolivia a España, con sus tradicionales vestimentas, para recibir un premio por ser un ejemplo de superación, conservar sus costumbres y dar a conocer su labor y su cocina


Actualizado 27 de abril de 2023 - 15:11 CEST

Se llaman Dora Magueño y Ana Lía Gonzáles y son madre e hija. Se hicieron muy populares porque protagonizaron, junto a otras mujeres del pueblo indígena aimara, un documental que fue dirigido en el año 2019 por los españoles Jaime Murciego y Pablo Iraburu. Son dos cholitas bolivianas que se ganan la vida como escaladoras cocinando para expediciones de alta montaña y ahora han sido reconocidas con el Premio Guardianas de la tradición.

Cholitas recibiendo el premio Guardianas de la tradición© FéminAs

Las cholitas escaladoras recibiendo emocionadas el premio Guardianas de la tradición.

Van ataviadas con sus vestimentas tradicionales- unas polleras o faldas de muchas capas- y han estado en 'FéminAs', el Tercer Congreso Internacional de Gastronomía, Mujeres y Medio Rural, que se acaba de celebrar en varios rincones de Asturias, con la presencia de más de 40 mujeres reunidas para dar visibilidad a sus trabajos, y cuya organización las ha reconocido por por su historia de superación, tenacidad, lucha por la igualdad y amor por la cocina y las montañas.

Chairo paceño© Susana Baticón

Chairo significa sopa en aimara y es un plato tradicional de la ciudad de La Paz, tiene orígenes precolombinos y su ingrediente de base es el chuño (patata deshidratada).

El chairo paceño, su especialidad

Dora, Ana Lía y otras tantas un día se plantaron para decidir acompañar a sus maridos, guías de montaña, allá por las alturas, porque querían tener su independencia y sentirse libres. A sus espaldas cargan la comida y los utensilios necesarios para ir cocinando en las distintas fases de numeras expediciones de escalada, tanto para turistas como para profesionales, por las montañas de Bolivia de más de 4.000 metros. Han llegado hasta la cima del Aconcagua, en Argentina -más de 6.000 metros- preparando sus platos y soportando las condiciones climáticas más extremas.

Explican que a esa altura "la comida tarda más en hacerse en el altiplano. Las papas por ejemplo necesitan más tiempo de cocción...". También cuidan lo que ingieren "si se está cerca de la cima, hay que comer cosas más ligeras, que hagan entrar en calor, hidratarse y reponer energía pero que se digieran más rápido".

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En Asturias han cocinado para los asistentes un plato típico del departamento de La Paz, conocido como chairo paceño "a partir de papas, calabaza, zanahoria, nabo, trigo y chuño, que es una papa deshidratada, un producto milenario de los pueblos indígenas que se conserva durante mucho tiempo". Lo han servido con chicharrones -cortezas de cerdo- y con hierbabuena. Esta es la versión vegetal, pero en ocasiones se le pone carne de llama o de alpaca.

Las cholitas escaladoras cocinando© Congreso FéminAs

Dora Magueño y Ana Lía Gonzáles preparando el chairo paceño en FéminAs.

Las cholitas escaladoras sueñan con cocinar en el Everest

Cuentan que para ellas "la montaña es un modo de vida y una forma de reivindicar nuestras raíces y nuestras costumbres. La montaña nos ha vuelto soñadoras y queremos escalar el Everest". Se han mostrado muy emocionadas por recibir el Premio otorgado por 'FéminAs' y por ser inspiración "no sólo para las comunidades indígenas y su herencia cultural y gastronómica, sino también para las mujeres de todo el mundo, por nuestra fuerza y nuestro poder y porque tenemos que darnos cuenta de todo lo que somos capaces de hacer”, aseguraba Ana Lía.

Su madre, Dora Magueño, cocinera de montaña durante más de 25 años ha querido también tener unas palabras para “todos aquellos varones que apoyan a las mujeres”, felicitándolos por abrazar esa comunión por la igualdad. Su hija, solo tiene palabras de agradecimiento para ella: “El papel que ha ejercido mi madre, como mujer, como cocinera, como amiga es muy importante para mí. Juntas no sólo hemos subido muchas cimas físicas, sino también de otro tipo. A ella quiero agradecerle que me ensañara el valor del esfuerzo, el no rendirme nunca, el sentirme orgullosa de mis raíces”, explicaba emocionada la joven aymara.