Las dificultades para alimentar a una población mundial cada vez más creciente es, sin duda, uno de los mayores desafíos a resolver que tenemos como sociedad. Una situación que, además, en los últimos años se ha visto agravada por acontecimientos tan disruptivos como la pandemia del Covid, el cambio climático o la guerra de Ucrania. Las cifras son realmente demoledoras: “Casi 3.100 millones de personas en el mundo no pueden hacer frente a una dieta saludable”, explicaba hace unos días el Catedrático en Ciencias Marinas, Carlos Duarte. Lo hacía durante su ponencia celebrada en el marco del congreso ‘Encuentro de los Mares’, cuya cuarta edición se celebró en Huelva la semana pasada. Un certamen donde anualmente se dan cita desde cocineros a biólogos marinos, referentes de la industria pesquera, etc, para debatir sobre la situación actual del mundo marino.
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Humilde pero delicioso y saludable, el mejillón de cultivo forma parte de los llamados Superalimentos azules.
“Así que es preciso repensar nuestro sistema alimenticio”, continuaba Duarte, quien apuntaba que, en este sentido, una de las soluciones enfocadas a ayudar a terminar con la hambruna global podría ser apostar por los llamados Superalimentos azules. Esto es, alimentos producidos a través de la acuicultura sostenible, sobre todo en los océanos (también se pueden producir alimentos en agua dulce, pero la necesidad de recursos hídricos, tanto para el consumo humano como para fines agrícolas, hacen esta opción menos viable).
Mejillones, erizos, algas… grandes aliados para luchar contra la desnutrición
En este punto, conviene precisar que, cuando pensamos en acuicultura sostenible, no todas las especies marinas son adecuadas para este fin. De hecho, “los Superalimentos azules son en su mayoría bastante modestos”, apuntaba Duarte en su ponencia. Se trata de especies como el mejillón, el pepino de mar, las anémonas, las macroalgas, los erizos de mar, las ostras, las sardinas… ¿Y qué tienen en común todas estas especies? Pues que ninguna se alimenta, a su vez, de otros animales marinos (son plantívoras, fotosintéticas o detritívoras), es decir, que todas ellas ocupan un lugar bajo en la cadena trófica, de manera que su cultivo es más eficiente y sostenible.
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El Catedrático en Ciencias Marinas, Carlos Duarte, durante su ponencia en el congreso 'Encuentro de los Mares'
Super Blue Food, amiga de la salud y del planeta
Son numerosas las ventajas que estos Superlimentos azules traerían consigo, resumidas por Duarte bajo los siguientes prismas:
-Salud humana. Estos Superalimentos azules son fuente de nutrientes beneficiosos para la salud, especialmente ricos en ácidos grasos poliinsaturados como el Omega 3.
-Salud del medio ambiente. Aquí los motivos tienen que ver con distintos factores:
- Su producción deja una baja huella de carbono.
- No requieren ni de fertilizantes ni pesticidas.
- Regeneración de los océanos. En lugar de agravar la pérdida de biodiversidad (como puede ocurrir con las capturas salvajes), algunas de estas especies, como los mejillones y ostras, generan un hábitat que atrae la biodiversidad y mejoran la calidad de agua.
- Recuperación del capital marino. Estos cultivos ayudan que las capturas salvajes puedan disminuir. Según Duarte “hemos perdido más o menos del 50% del capital natural azul”. De modo que la producción sostenible de esta Super Blue Food podría ser una manera de que los océanos, hoy estresados, volvieran a recuperarse.
- Más pescado, menos carne. El consumo de estos alimentos podría ayudar a recudir el de carnes terrestres, cuyo impacto a nivel ambiental es también un gran reto hoy día. “Los animales rumiantes suponen el 18% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global”, apuntaba el catedrático.
-Salud del bolsillo. Para que un superalimento lo sea, además de tener un alto valor nutritivo y ser beneficioso en términos de salud humana y ambiental, también debe ser asequible. Esto dependería del desarrollo a nivel industrial, pero ya disponemos de algunos ejemplos como el caso del salmón: hace no tantos años, este pescado estaba considerado con un producto de lujo y, hoy, gracias a la acuicultura, forma parte habitual de muchos menús, siendo su precio/kilo mucho más competitivo.
Ostras de cultivo, otro de los considerados Superalimentos azules
Una ‘revolución’ posible
Duarte es solo una de las voces autorizadas que, como decimos, apuntan al océano como fuente de alimento sostenible para hacer frente a la desnutrición global. Hace unos meses ya os contábamos, por ejemplo, las esperanzadoras investigaciones en este mismo ámbito del chef Ángel León y su denominado ‘cereal marino’.
Lo que sí parece imperativo es que esos cultivos de acuicultura se hagan bajo unas directrices concretas; hoy día, la acuicultura es uno de los sectores de la producción de alimentos que más rápido está creciendo, pero con excesiva “obsesión por el pescado”, en palabras de Duarte, cuando se debería apostar más por estas otras especies concretas de las que hablábamos antes (en el caso del mejillón o la ostra ya hay mucho camino andado, pero también se debe poner el foco en el resto).
Las algas cultivadas también forman parte de la llamada Super Blue Food
Además, será imprescindible que los distintos sectores implicados remen a favor y en una misma dirección: “Para crear estos Superalimentos azules necesitamos la concurrencia de científicos, cocineros, medios de comunicación, industria… Solo trabajando todos juntos podremos conseguir esta revolución”, concluía Duarte.
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