Nunca he ocultado que considero a Vega Sicilia la mejor bodega de tintos de este país y a la altura de cualquier otra del mundo. Me da igual que se me invoque, por poner algunos ejemplos, a leyendas líquidas como Château Latour, Romanée Conti, Screaming Eagle o Giacomo Conterno. Vega Sicilia puede mirar a los ojos a cualquiera.
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Vista aérea de la bodega Vega Siclia, ubicada en Valbuena de Duero (Valladolid)
Por varias razones.
- Por trayectoria: desde que toma las riendas la familia Álvarez, ahora se cumple el 40 aniversario de la firma notarial de compra acaecida en el no menos mítico restaurante madrileño Zalacain, la bodega ha llevado una política, en todos los sentidos, expansionista (el grupo Tempos Vega Sicilia contiene, a su vez, proyectos en Toro, Rioja, Hungría y acaba de sumar otro en Rías Baixas), salvaguardando sus altos estándares de exigencia.
- Por calidad: obviando mi filia por esta bodega, lo que no se puede discutir es el nivel de sus vinos, sobre todo los de Ribera del Duero en donde es el absoluto referente.
- Por fama: sin duda es la bodega española más conocida, y eso que a veces algún neófito en el asunto me ha confesado que eso de Sicilia le llevaba a pensar que era un vino italiano. En cualquier caso, lo normal es que sepan de su existencia y prestigio hasta los abstemios.
Es nuestro vino más cotizado en mercados internacionales, los precios de sus añadas históricas, o formatos especiales, suelen romper todos los récords en lo que a un tinto español se refiere.
Una de las integrantes de la Primum Familiae Vini y la favorita de Julio Iglesias, entre otros VIP
También cabe mencionar que es una de las integrantes de la Primum Familiae Vini cuyo resto de miembros son Marchesi Antinori, Baron Philippe de Rothschild, Joseph Drouhin, Egon Müller Scharzhof, Famille Hugel, Champagne Pol Roger, Famille Perrin, Symington Family Estates, Tenuta San Guido, Familia Torres, y Domaine Clarence Dillon (por ubicaros, los del Château Haut-Brion).
Todo esto hace que entre su club de seguidores coexistan perfiles tan relevantes como Ed Sheeran, Alejandro Sanz, Keith Richards, Gwyneth Paltrow, Julio Iglesias, el Rey emérito Juan Carlos I, Lebron James, Amber Heard, en su momento Sir Winston Churchill y ahora Kylian Mbappé. Jefes de Estado, alta sociedad, aristocracia, grandes empresarios, todos quieren dotar a sus mesas de poder de un Vega Sicilia.
Julio Iglesias ha declarado muchas veces no solo que Vega Sicilia es uno de sus vinos preferidos, sino que atesora una buena colección de ellos.
No es postureo, es militancia. Su jaleo se generó cuando Leo Messi decidió celebrar, y compartir en su Instagram, el cumpleaños de su madre con un Vega Sicilia ÚNICO de 1960 (el año de nacimiento de Celia María Cuccittini), acompañado de otro de 1987 que, como podréis intuir, es la añada de nacimiento del mejor jugador de la historia del fútbol.
Esto fue raro dado que Messi no suele hacer alardes de ningún tipo en su cuenta de Instagram, el caso es que picó al que también por entonces era su compañero de equipo, Neymar Jr, ya que, minutos después de la publicación de Messi, él se decidió a subir una foto en la que disfrutaba de un 1976 también de ÚNICO.
Preguntando a Pablo Álvarez, CEO de Vega Sicilia, por este asunto, del que en su momento se especuló que podría ser un acto publicitario, me indica que él también se enteró por los medios de la filia de estas estrellas por sus vinos. No solo no fue una acción patrocinada si no que pagaron por el vino, ya que Vega Sicilia tiene por política no regalar ninguna botella a nadie, tengas la popularidad que tengas.
Otro 'vegasicílico' es Javier Bardem, que no ha dudado en aparecer en los conciertos de Pearl Jam, subiéndose al escenario, tan solo para acercarle una botella a Eddie Vedder, su cantante, en mitad de la actuación. Un concierto se para porque toca beberse un Vega. Even Flow.
Cupos limitadísimos
No es fácil de adquirir, se venden por estricto orden de cupo ya que todos los vinos que integran el grupo se agotan cada año. Podrían vender cuatro veces su producción anual sin mayor problema, esto genera un estado de ansiedad entre sus consumidores que no hace otra cosa que añadir mito al mito.
Sala de barricas donde se crían los vinos de Vega Sicilia, en Valbuena de Duero.
Un día en Vega Sicilia
Este es el contexto, casi se me cae el móvil, cuando su equipo de comunicación contacta conmigo, y con mi amiga y periodista Estefania Ruilope (@chefichefi en IG), para ir a pasar un día en la bodega, que no es visitable para civiles, de la mano de Pablo Álvarez, alma mater de la entidad.
Creo que es la primera vez que he ido algo (bastante) nervioso a visitar una bodega. Lo primero que hicimos al llegar fue ser recibidos por Pablo y por su simpatiquísimo Director General, Antonio Menéndez, mientras nos refrescábamos del viaje con agua, yo hubiera preferido ya un vinito pero bueno, también conviene hidratarse.
De ahí el Sr. Álvarez nos guio por las diferentes estancias de la bodega, que no es pequeña, con un celo y profusión dignos de agradecer, nos mostró hasta el último rincón en los que no se ahorraba comentarios críticos con fallos del pasado.
Su transparencia es llamativa, al preguntarle si algún mercado, de alguna manera, se le resiste, nos confiesa que no están contentos con su presencia en Japón en el sentido que debería ser mayor. Yo hacía a los japoneses más hispanófilos, pero parece ser que, en cuanto a vino, allí los franceses nos sacan mucha distancia.
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Una de las salas de elaboración de los vinos de Vega Sicilia.
Paseamos por las salas de fermentación, de crianza, el taller en donde fabrican tonelería, botellero, línea embotelladora y etiquetadora para dejar lo mejor al final: Pablo, viendo lo pesado que soy con las referencias de culto de todo el mundo, nos llevó a visitar la zona en donde almacenan los vinos que también distribuyen, entre los que se encuentran barbaridades como la ya mencionada Romanée Conti o Petrus. El sitio ideal para empadronarse. Posiblemente uno de los lugares con más clase vinera por cm2 del planeta.
Los vinos favoritos de Pablo Álvarez, alma mater de Vega Sicilia
Aquí llegó mi parte favorita del día, cuando nos empezó a hablar de sus vinos favoritos, resultando un enamorado de la Borgoña, para ya, en su despacho, enseñarnos documentos y etiquetas de las catas más imponentes a las que ha ido, entre las que se encuentra una asombrosa de 200 referencias diferentes de Burdeos de la añada 1982 u otra en la que tuvieron la posibilidad de catar todas las añadas que integran el Romanée St Vivant de la Romanèe Conti.
No son vinos fáciles de adquirir, se venden por estricto orden de cupo y se agotan cada año.
Es un apasionado del vino descomunal, esto es reseñable porque no os creáis que todos los bodegueros lo son y menos a este nivel, hay muchos otros que solo beben vinos de su región o, más triste aun, se de alguno que solo bebe su vino, y no es precisamente Vega Sicilia.
No siempre fue así, Pablo Álvarez me confiesa durante la comida, en donde probamos las añadas de los vinos del grupo que estarán a la venta el año que viene, que su primer Vega Sicilia lo probó al día siguiente de la compra de la bodega por su padre, David Álvarez. En 1982 no era un gran aficionado al vino, tenía 28 años.
Eso sí, tres años después, en 1985, ya era el Director General de la Bodega, en donde nombra a Mariano García Director Técnico, su primera gran decisión fue un éxito rotundo que cimentó la base de lo que ahora son, pero con 31 años dirigir este proyecto tuvo que resultar intimidante. Desde luego ponen a mi yo de 31 años al cargo, y Vega Sicilia sería ahora una escombrera.
Acompañamos a 'los Vegas' (se les llama así coloquialmente en los círculos iniciados, lo más gracioso es que el propio Pablo también se refiere a sus etiquetas de esa manera), con un aperitivo, luego una lasaña para terminar con un rabo de toro antes del postre que maridamos con un Tokaj Aszú de su bodega Oremus absolutamente adictivo.
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Irse de ahí ya es empezar a echarles de menos. Aun así, no me puedo despedir sin agradecer la invitación a Javier García, Director de Estudio 39, la agencia que lleva la comunicación de este transatlántico y embajador de lo que llaman marca España. A mí, desde luego, me representan, casi soy más militante de Vega que del Barça. Bueno, ahí ya he exagerado, pero vosotros me entendéis.