Las conservas de pescado suelen ser un producto habitual en nuestras despensas. Su larga conservación hace que resulten de lo más socorridas para disfrutar de un bocado de calidad en prácticamente cualquier momento. Además, no solo están deliciosas, sino que cuentan con importantes propiedades nutricionales (son buena fuente de proteína de calidad y de ácidos grasos saludables).
Sin embargo, a pesar de ser un ‘básico’ en muchas cestas de la compra, en ocasiones nos surgen algunas preguntas básicas cuya respuesta no siempre tenemos clara. Es por ello que hoy queremos, de la mano de los expertos de Frinsa, poner algo de luz a este tipo de cuestiones:
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1. Abro una lata de conserva y no la consumo entera: ¿qué hago con el sobrante?
Lo ideal sería guardar el contenido sobrante en un pequeño táper o recipiente hermético y meterlo en la nevera. Es recomendable que el recipiente sea adecuado a la cantidad sobrante para que esté lo más lleno posible (el objetivo es evitar que quede mucho aire dentro y éste pueda perjudicar el contenido).
Si no disponemos un recipiente hermético, podemos utilizar una pequeña taza o mini bowl. Lo tapamos con un papel film de buena calidad y lo guardamos en la nevera para consumirlo, como mucho, en las próximas 48 horas. Lo que nunca deberemos hacer es dejar el sobrante en la lata y guardarla así en la nevera.
2. Si me sobra atún… ¿puedo congelarlo?
Sí, pero es importante hacerlo en bolsas de congelación que protejan bien el alimento. Por otro lado, si te sobra líquido de la lata, puedes congelarlo también en cubiteras de hielo, y usarlos para dar un extra de sabor cuando prepares otras recetas ‘marineras’.
3. Reciclaje: ¿dónde tiro las latas una vez usadas?
Antes de tirarlas asegúrate de vaciarlas bien; que no quede nada de producto en su interior. Después, deberás tirarlas en el contenedor correspondiente, esto es, el amarillo.
4. ¿Las latas caducan?
Al estar herméticamente cerrados y esterilizados, estos alimentos se conservan aptos para el consumo durante mucho tiempo, y precisamente por eso no tienen fecha de caducidad, sino fecha de consumo preferente. Ésta última se refiere al período de tiempo a partir del cual el alimento puede empezar a perder sus propiedades, pero sin resultar perjudicial para el organismo como pasa con otros alimentos que sí caducan. En este sentido siempre es importante, cuando compramos las latas, asegurarnos de que no están abolladas ni fracturadas por ninguna parte ya que, de lo contrario, puede tener pequeñas fisuras que pongan en riesgo la conservación de alimento (y lo conviertan en perecedero, eso es, con fecha de caducidad).
5. Conservas: ¿mejor en lata o en bote de cristal?
Ambas cuentan con pros y contras. El cristal nos permite ver el producto antes de comprarlo, y una vez abierto, el sobrante puede guardarse en la nevera, en el mismo recipiente, bien cerrado con la tapa y siempre con el aceite o líquido de conserva. Sin embargo, es mucho más frágil que la lata, estando el producto más protegido en esta última. Las latas son, además, más sencillas de almacenar, su formato suele ser más estrecho y pequeño, por lo que podemos apilarlas y ocupar así menos espacio en los armarios.
6. Conserva y semiconserva: ¿cuál es la diferencia?
La principal diferencia reside en el tiempo y modo de conservación. Mientras que el tiempo de consumo de las conservas puede extenderse durante años (sin necesidad de guardarlas en el frigorífico), las semiconservas cuentan con un período de consumo más limitado y deben mantenerse a temperaturas frías. El motivo es que las semiconservas, a diferencia de las conservas, no se someten a procesos de esterilización sino a otras técnicas como el ahumado, el secado, etc.
7. Atún claro y bonito del Norte: ¿quién es quién?
Dentro de las conservas de pescado son dos de las más comunes y consumidas. Sin embargo, no siempre tenemos clara la diferencia… Ambos pertenecen a la misma familia de peces, esto es, los túnidos. Pero son especies diferentes, el bonito (thunnus alalunga) tiene un tamaño menor y una carne blanquecina, mientras que el atún claro (thunnus albacares) presenta una carne de color marrón claro, y resulta algo menos suave. Así, el bonito suele ser más apreciado, no solo por su delicado y rico sabor, sino porque, además, al ser más escaso se revaloriza más.
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