“La Navidad es la fiesta más importante del año, con nuestras familias, cuando nos reunimos todos. Es un día muy grande, probablemente el más grande del año, por lo que, igual que nos ponemos nuestras mejores galas, la mesa debe lucir igual”. Así nos lo explica Gemma González, al frente de la empresa ‘Gemma González Events’. Experta en la organización de todo tipo de eventos, es además profesora en EIP (Escuela Internacional de Protocolo) y también se formó en el ámbito gastronómico, en la prestigiosa escuela de Hostelería Hofmann. Así que hoy hemos querido invitarla a asomarse a ¡Hola! Cocina! para que, desde su experiencia, nos ofrezca algunos ‘tips’ de cara conseguir la mesa de Navidad perfecta estas próximas fiestas.
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- La importancia de un buen mantel. No es necesario ‘descapitalizarse’ para poner una mesa bonita, pero en lo que sí merece la pena invertir es en un buen mantel, ese será el punto de partida. “Ahora está de moda usar individuales y poner el plato directamente sobre la mesa, pero para Navidad nunca lo recomendaría. Mejor un mantel de género bueno, de lino, algodón, grueso, y por supuesto, bien planchado (nada de tejidos sintéticos, brillantes, licras…).El largo deberá ser el suficiente para que cubra bastante y tenga buena caída”, indica Gemma.
- El menaje. No tenemos por qué hacernos con piezas carísimas. Pero sí deberemos utilizar el mejor menaje que tengamos en casa, nuestra mejor cubertería. Si en el menú va a haber tanto pescado como carne, intentaremos poner cubiertos específicos para cada receta (el tenedor y la pala de pescado, así como el tenedor de carne y el cuchillo trinchante). En definitiva, los elementos siempre irán en función del menú que vayamos a preparar.
- La copas. También deberemos disponer las copas en función de las bebidas. Por ejemplo, si en la comida o cena va a haber vino tinto y blanco, no poner solo una copa para ambos. Deberemos poner la de tinto, la de blanco y también un vaso para el agua.
- La decoración. Es aconsejable apostar por una decoración un poquito diferente y especial, con armonía de colores, pero “debe ser medida, sin caer en los excesos. Aquí el ‘menos es más’ va muy bien”, explica la experta. Deberá haber armonía en los colores. Una buena idea es incluir velas, pero ¡cuidado! no deben ser aromáticas para no desvirtuar el aroma de la comida, ni demasiado altas, de manera que impidan la visión entre los comensales (esto también se aplica para los centros de mesa hechos con flores). “Es muy elegante decorar, por ejemplo, con algunos vegetales, o con frutas (manzanas rojas entre las velas, con un poco de ramaje verde…). También podemos poner uvas o hacer un centro con esa sopera vieja de la abuela, añadiendo unas alcachofas… Lo importante es no mezclar demasiados elementos, solo uno o dos, e integrados con el color del mantel. Esto quedará más sofisticado, y más sostenible que comprar una corona industrial en un bazar”, explica Gemma.
- Recuperar elementos vintage. Si lo tenemos, podemos recuperar elementos del historial familiar, unos platitos de pan, una jarra de tapón de plata, una salsera… elementos que tengan un valor sentimental para que nos acompañen en la mesa.
- Integrar a los miembros de la familia. Todos pueden participar en estos preparativos. Por ejemplo, si hay niños en casa, seguro que les encanta encargarse de elaborar tarjetas, escribiendo los nombres de los distintos familiares que se vayan a sentar a la mesa, como si fuera un marcasitios, pintado y decorado.
SOBRE EL MENÚ
Según Gemma González, en este terreno, se deben aplicar las siguientes premisas:
- Una buena planificación. Decidir con antelación qué se va a servir, y comprar con tiempo todo lo que se pueda adquirir ya envasado o congelado. En relación a los productos frescos, dejarlos encargados, para evitar sorpresas de última hora y no quedarnos sin los productos que queremos incluir en el menú.
- Recetas que no ‘nos esclavicen’. No debemos complicarnos en exceso con platos que vayan a obligarnos a estar todo el tiempo en la cocina en lugar de estar con nuestros invitados y seres queridos. “No seamos esclavos de la cocina, y apostemos por, o bien recetas que se pueden preparar con antelación, o bien por elaboraciones no muy complicadas, con muy buen producto”, asegura.
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- Variedad en los colores y texturas de los platos. “Hemos de vigilar también lo relativo al menú desde un punto de vista cromático, y de texturas. Si servimos una crema de puerro, súper cremosa, hemos de intentar que el segundo plato incluya, algún punto crujiente, y que presente colores diferentes”, comenta. En definitiva, que el menú resulte variado, apetecible y diverso, no solo en lo relativo al sabor (que, por supuesto) sino también en lo estético, cuidando mucho las presentaciones.
- Apuesta por lo local. Para terminar, Gemma recomienda, en la medida que podamos, apoyar al comercio local y sostenible frente a la gran superficie. “Hay cosas que solo encontramos en los comercios más pequeños y artesanos, es importante apoyarlos. Además, siempre recordaremos a quién se lo compramos”, asegura, en relación al trato cercano con los vendedores de mercados y pequeños comercios.
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