Tienes que preparar un plato fácil, que guste a todos en casa, que sea nutritivo y, además, hacerlo en poco tiempo. Ahí están las ensaladas de pasta para salvarlos del ‘apuro’. Una receta que no suele fallarnos en ese tipo de situaciones. Sin embargo, si la ensalada de pasta nunca de falla a ti, ¿estás seguro de que no le fallas tú a ella? No estamos diciendo que lo hagas, pero los errores que solemos cometer con ella son bastante generalizados y podemos evitarlos. Son pequeños detalles que pueden hacer de este plato una auténtica delicia y que, con algo de atención y conocimiento, conseguirás unos resultados espectaculares.
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Cuida que la pasta no quede demasiado cocida y presta atencción a las instrucciones del fabricante
Error 1. Pasta demasiado pasada
Que la pasta sea sencilla de preparar no quiere decir que no tengamos que prestarle atención a un aspecto tan básico como es el punto de cocción. Una pasta pasada se vuelve poco atractiva al paladar, con una textura pegajosa y sin forma. Además, desde un punto de vista nutricional, cuando la pasta ya no está al dente, la mayoría de los carbohidratos que contiene se ha transformado en glucosa, lo que empeora tu dieta.
Por tanto, respeta el tiempo de cocción que te indique el fabricante e, incluso, empezar a probarla antes de que éste concluya, un par de minutos. Aunque, sí que es cierto que, en el caso de una ensalada de pasta, dejarla el tiempo justo e, incluso, uno o dos minutos más es bueno, ya que al enfriarse la pasta se endurece. Pero, para ello, tienes que cumplir con otra de las premisas más importantes a la hora de preparar un plato de pasta: la paciencia. No quieras emplatar directamente tu receta, metiendo la pasta debajo del grifo de agua fría, para que su temperatura descienda y poder añadirle los demás ingredientes y el aliño. La única forma que tienes de conseguir que una pasta se enfríe manteniendo todas sus propiedades es dejarla airearse un rato con un chorrito de aceite de oliva para que no se pegue.
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Una vez cocida, no quieras correr enfriándola bajo el grifo de agua fría
Error 2. Ensalada de pasta sí; plato de pasta frio, no
Uno de los errores que más cometemos es creer que una ensalada de pasta admite ingredientes a discreción, lanzando sin control un buen puñado de ellos, mezclados sin sentido y en grandes cantidades. No hay que pasarse ni de imaginativos ni de generosos. Por tanto, esa manía de utilizar la ensalada de pasta como el plato de las sobras de la semana puede valerte en un momento de apuro, pero no como hábito general.
Además, piensa en tu dieta. Si te dedicas a cubrir tus macarrones con maíz o grandes cantidades de jamón y queso, estaremos sumando extra de calorías. No olvidemos que esto es una ensalada, de modo que las verduras deberán tener un papel protagonista. Apuesta por las que más te gusten: tomate, espinacas, canónigos, zanahorias, pepinos, rabnitos…
Asimismo, en la medida que se pueda, será mejor optar por pastas 100% integrales si lo que buscamos son mayores beneficios a nivel nutricional.
Además de la pasta, las verduras deben tener un papel protagonista
Error 3. Falta de texturas
Presta también atención también a la textura de tu ensalada a la hora de apostar por tus ingredientes: entre ellos, resultará interesante añadir alguno de textura más crujiente (y dar así un agradable ‘juego’ al paladar en cada bocado). Para ello puedes apostar por verduras con ese crunchy (el pepino que mencionábamos, unos rabanitos o unas zanahorias). También lo puedes conseguir con unos frutos secos (siempre naturales: que no estén fritos ni tengan sal añadida).
Error 4. Aderezar con cualquier salsa
La salsa es el complemento omnipresente de una ensalada de pasta. De ella depende, en muchas ocasiones, que consigamos un buen resultado. Cualquier salsa de origen industrial puede arruinarnos la receta, porque tienen un alto contenido en azúcar, sal y grasa. Por eso, antes de estropear nuestro plato, es mejor que lo aliñemos con un poco de aceite de oliva virgen extra, un poco de limón o vinagre y sal. La mayonesa, aunque sea casera, aporta muchas calorías. Como algo ocasional puede estar bien, pero, de preferencia resulta más interesante optar otras salsas más ligeras (de yogur, de queso batido), una vinagreta de mostaza… Y si no quieres renunciar a la mayonesa, aquí el Chef Bosquet nos contaba cómo aligerarla.
Olvida las salsas industriales y apuesta por las vinagretas caseras
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