Comer sano y reducir unos centímetros. Este es, sin duda, uno de los objetivos más habituales que muchas personas se fijan en septiembre, coincidiendo con la llegada del nuevo curso. Este año, aunque extraño como pocos, no es una excepción en este sentido. Y, una vez más, toca recordar que para esto no hay milagros: mantener una alimentación saludable, prolongada en el tiempo (la prisas nunca fueron buenas) y combinada con ejercicio físico, es el único ‘truco’ que realmente funciona. El problema es que muchas veces, en esto de comer saludable, no siempre tenemos claro al 100% lo que 'está bien’ y lo que no. Lógicamente a nadie se le escapa que las hamburguesas, los nachos, o las patatas fritas no lo son lo más indicado. Pero también existen otros los productos sobre los que siguen planeando ciertas dudas: Fruta sí, pero, ¿a cualquier hora del día?; pan, ¿sí o no?; zumos naturales, ¿son una buena opción?, ¿y el omnipresente pavo envasado tan típico de los regímenes?... He aquí algunos de los (muchísisimos) mitos que es preferible desterrar para siempre:
El pan, prohibido en una dieta para adelgazar. FALSO.
El pan no tiene por qué ser en absoluto un alimento a eliminar de la dieta si queremos perder kilos. Tampoco es que sea fundamental su presencia, pero si no queremos prescindir de él, la recomendación general sería: menos cantidad y, cuando lo incluyamos, que sea siempre de harina integral 100%. Por cierto, otro mito: no es que el integral tenga menos calorías que el que se elabora con harinas refinadas (de hecho, su contenido calórico es similar), pero sacia mucho más y, además, nos aprovechamos de los nutritientes (fibra, etc) que en el pan normal se han perdido.
Los productos light ayudan a perder peso. FALSO.
Es cierto que un producto light debe tener, como mínimo, un 30% menos de calorías que su versión no light. Sin embargo, lo importante es tener en cuenta los valores absolutos presentes en este tipo de productos. Si la versión ‘normal' es muy calórica (por ejemplo las patatas fritas, mayonesas…), la variante light, aunque menos, continuará aportando muchísimas calorías.
La fruta como postre engorda. FALSO.
Una fruta aporta las mismas calorías antes o después de las comidas, por lo tanto el orden en que se ingieren los alimentos a lo largo del día no influye en el aporte energético. La ventaja de consumirlo antes de las comidas es que gracias a su contenido en fibra y agua producen un efecto saciante. Pero más allá de eso, la recomendación sería: come fruta, da igual a qué hora, y qué tipo de fruta (sí, plátanos, uvas e higos también).
El zumo natural de fruta equivale a la fruta entera. FALSO.
Los nutricionistas no dejan de recordarnos que es infinitamente mejor tomar la fruta entera que hacerlo en forma de zumo (por muy natural que sea éste). Por un lado, el poder saciante es infinitamente mayor si tomamos la fruta de forma sólida. Pero es que, además, los zumos carecen de fibra y aportan más calorías (por ejemplo, en el caso del zumo de naranja, normalmente empleamos dos o tres piezas).
Hidratos de carbono, nunca por la noche. FALSO.
Estos nutrientes son esenciales en nuestra alimentación.De modo que lo realmente importante no son tanto los hidratos (ni, por cierto, la hora del día -desayuno, comida o cena- en que los incluimos en nuestros menús), sino en qué alimentos los encontramos. Así por ejemplo, los hidratos presentes en alimentos como tubérculos (las patatas cocidas, asadas o en papillote, tienen un gran poder saciante y pueden formar parte perfectamente de una dieta enfocada a la pérdida de peso) , cereales integrales, frutas o legumbres son absolutamente recomendables, mientras que los presentes en harinas refinadas, bollería, dulces, productos procesados... no lo son en absoluto.
El pavo envasado es muy recomendable para una dieta de pérdida de peso. FALSO.
Cuando hablamos de embutidos es cierto que el pavo es menos calórico que otros productos como el chorizo, el salchichón, etc. Pero, a pesar de su fama como alimento idóneo (y más que recurrente) para incluir en las dietas de adelgazamiento, no debemos olvidar que, al final, es una carne procesada. Y que hay opciones mucho más recomendables para acompañar, por ejemplo, unas tostadas o pequeño bocadillo de pan integral: tomate, aguacate, un buen pescado en conserva, huevo cocido o revuelto… Si aún así recurres al pavo, comprueba en la etiqueta que el porcentaje de carne en su composión es al menos del 70%.
Beber mucha agua ayuda a adelgazar. FALSO.
El agua es necesaria e imprescindible para la buena salud de nuestro organismo. Sin embargo, sobrehidratarse puede llegar a ser, incluso, contraproducente. Olvídate de los 'litros' o 'vasos' que tienes que beber al día obligatoriamente; la sensación de sed es una exelente 'guía' sobre nuestras necesidades hídricas.
Una copita de vino al día es saludable. FALSO.
Cuando una creencia está tan arraigada en el imaginario coletivo como ésta, es difícil desterrarla. Tomar un copa de buen vino es para muchos uno de los mayores y más hedonistas placeres. ¡No seremos nosotros quienes pongamos esto en duda! Pero si lo hacemos, nunca debemos entenderlo como una pauta de salud, porque el alcohol nunca lo es.
Todo lo ‘veggie’ es más sano. FALSO.
Es obvio que apostar por una alimentación donde los alimentos vegetales tengan mayor peso que los de origen animal (especialmente, carnes rojas y procesadas), es una buena idea, tanto para la salud como para el medioambiente (más allá, por supuesto, de los motivos éticos o morales). Pero también lo es cierto que, aprovechando esta corriente ‘veggie’ muchas veces encontramos productos en los mercados que, a pesar de no contener proteína animal, no son nada saludables: ciertas versiones vegetales de hamburguesas, salchichas, etc, y otros productos muy procesados que contienen elevadas dosis de sal, azúcar, etc. Así que, atención a las etiquetas.
Para perder peso es necesario pasar hambre. FALSO.
Las dietas que son demasiado restrictivas lo único que conseguirán es desanimarnos en nuestro propósito. De hecho, lo recomendable no es tanto pensar en dietas (implican un período de tiempo limitado), sino pensar adquirir unos hábitos alimenticios saludables y mantenerlos en el tiempo.