El menú lo tienes claro. Sin embargo, con los vinos se te presentan algunas dudas.... ¿Cuál será el más adecuado? Desde luego, no es una pregunta menor: el plato más exquisito puede verse totalmente ensombrecido si lo acompañamos con un vino poco adecuado. Es por ello que hoy queremos ofreceros algunas pistas que quizá os ayuden si os veis en una situación similar. No obstante, vayan dos cosas por delante: en esto de los maridajes, al final es el gusto personal el que prevalece siempre. En segundo, nunca encontrarás un consejo más eficaz que acudir a tiendas especializadas y dejarte asesorar por su personal experto. Dicho lo cual, vamos ya con esos tips genéricos:
-Algo importante a tener en cuenta es la intensidad aromática del vino respecto al plato que le acompaña. Los vinos deberán coincidir en esta intensidad (las recetas contundentes suelen funcionar mejor con vinos con más cuerpo, etc).
-Eso no significa que los pescados tengan que ir siempre con blancos y los tintos con carne. Hay pescados que piden un tinto ligero, o carnes blancas que maridan muy bien con blancos en crianza.
-No te olvides tampoco de los rosados. Hoy día los hay de grandísima calidad y lo bueno que tienen es que maridan muy bien con un amplísimo abanico de platos.
-Si utilizas cubitera para mantener fríos algunos de los vinos que sirvas, recuerda añadir también agua fría (no solo hielo) para que ésta ‘abrace’ toda la botella. En relación a la temperatura, siempre hay que seguir la recomendación que el productor deja indicado en la etiqueta. Si esa información no figura, en general, la franja térmica comienza en los 8 o 9 grados de un blanco con poco cuerpo, que va aumentando con este último, hasta alcanzar los 13º-14ºC. El tinto, con temperaturas de consumo algo más elevadas, ha de servirse fresco para que vaya entonándose en la copa.
-Según los expertos, el formato Magnum (botellas con el doble de capacidad, esto es, 1,5 litros) resulta mejor para la conservación del vino dado que la cantidad de oxigeno en botella es menor. La Navidad, donde el número de comensales en la mesa se suele incrementar, puede ser un momento ideal para apostar por este tipo de botellas.
-Atención a las copas. ¡Pocas cosas peores que servir un buen vino en un recipiente no apropiado! Apuesta siempre por las copas, de boca espaciosa, transparentes, bien limpias, y de cristal fino. Cada vino se servirá en su copa correspondiente, siendo más pequeña la de blanco. En el caso de los tintos, la copa tipo Burdeos es una de las más utilizadas por su versatilidad (se adapta muy bien a muchos tipos de vino). Es una copa de gran tallo, con volúmen y diámetro grande. Consejo: a la hora de secar las copas, mejor con paños de algodón, nunca con papel. Evitaremos encontrar rastros desagradables.
-Hora del aperitivo: suele ser buena idea comenzar con una copa de cava o champán. También puedes apostar por algún jerez tipo fino o manzanilla.
-Se puede continuar con estos vinos una vez sentados en la mesa, momento en que arrancamos con los entrantes. De hecho, los finos y los espumosos como el champán son perfectos para acompañar productos tan habituales como el jamón ibérico. También van bien con los mariscos. Aunque si estos últimos tienen una pareja ‘top’ son los blancos como el albariño (aportan un contrapunto excelente gracias a la complejidad de sus notas yodadas y salinas).
-Los pescados blancos al horno van bien con tintos blancos suaves. Sin embargo, si se trata de un pescado como, por ejemplo, el salmón, más graso y de sabor más intenso, un tinto joven le irá a la perfección.
-Un tinto ligero también irá bien con las carnes blancas (pavo, capón, pularda, aves de caza…) aunque esto dependerá mucho de las guarniciones: si son contundentes (con setas, trufas, o con frutos rojos, etc) el tinto irá mejor. Si son cítricas (limón, hierbas aromáticas tipo tomillo…) quizá será mejor opción un blanco tipo Chardonnay.
-Las carnes rojas (cordero, ternera, caza…) agradecerán un tinto con más estructura y cuerpo. Recuerda que si pones distintos tintos, será mejor servir primero los más jóvenes (ocurre igual que si pruebas distintos quesos, que deberás ir de más suave a más intenso. En cuestión de vinos el orden de los factores sí altera el producto…).
-En el apartado de los postres hay varias opciones: desde el tradicional cava o vinos dulces tipo Moscatel (van muy bien con los postres frutales) hasta la vinos ‘Pedro Ximénez’, ideales para recetas a base de chocolate. En cuanto a los turrones, una alternativa será acompañarlos con un amontillado viejo. Sus notas almendradas le irán muy bien.
-¿Y qué hacer con el vino que sobra? Si nos queda una botella a medias, lo mejor es utilizar una bomba de vacío para extraerle el aire, de forma que la ‘vida’ del vino se prolongará un poco más. De todas formas, el mejor consejo es no guardarlo durante mucho tiempo: en general, en casa no se suelen tener sitios adecuados para almacenar bien el vino. Los armarios y despensas no guardan las condiciones necesarias para que mantenga sus propiedades, Así que, si no dispones en casa de una pequeña vinoteca, es preferible no acumular esas botellas demasiados días.