Que el Rey Juan Carlos es un gran apasionado de la buena cocina es algo de sobra conocido. Así pues, es probable que ayer disfrutara mucho en la mesa de uno de los locales más coquetos del barrio madrileño de Chueca: el café bistró Mocalvillo (C/San Lucas, 15). Lo hizo en compañía de la Reina Sofía, del matrimonio formado por Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo -con quien les une una larga amistad-, y de la diseñadora Carolina Herrera. Un almuerzo que tuvo lugar mientras todo el mundo tenía puesta la mirada en el Valle de los Caídos y el cementerio de Mingorrubio, con motivo de la exhumación de Francisco Franco.
Y es que Don Juan Carlos sabe bien que no hace falta que un restaurante luzca estrellas Michelin o Soles Repsol para que la experiencia culinaria sea muy buena. Molcalvillo es buen ejemplo de ello.
Inaugurado en 2008 y dirigido por María Figueroa, este local ofrece una propuesta gastro de corte clásico con toques afrancesados, basada en materias primas de gran calidad y con una buena relación calidad/precio.
Ensaladas, verduras de temporada, pescados al horno y rebozados… son algunos de los protagonistas de una carta corta pero contundente. También las carnes tienen gran peso, apartado donde reina una de las especialidades de la casa: su sabroso steak tartar. Sin olvidar postres como el tarte tatin con helado de vainilla.
Con pocas mesas y una decoración que recuerda al estilo ‘art nouveau’, este coqueto restaurante elegido ayer por Don Juan Carlos y Doña Sofía para almorzar es una de esas direcciones de referencia en este bullicioso barrio capitalino.