Détox, natural, 'light', artesano...¿son adjetivos reales o un simple reclamo publicitario?

Cada vez son más los adjetivos que acompañan la oferta de productos en los lineales de los supermercados. Ante tantas calificaciones, ¿cuáles tenemos en cuenta?

Por Blanca García-Orea, dietista y nutricionista

La sociedad es cada vez más consciente de que una alimentación saludable es uno de los eslabones esenciales para el mantenimiento del bienestar físico y mental. Sin embargo, el ritmo de vida nos lo pone muy difícil y ese objetivo de aprender a cuidarnos con buenos hábitos se complica. La industria alimentaria lo sabe y se aprovecha de esta realidad, ofreciendo cada vez más productos vinculados a efectos terapéuticos y que se nos presentan bajo los términos: natural, détox o light, pero que no resultan del todo saludables. ¿Cuánto de verdad hay en ellos? ¿Son un simple reclamo publicitario? Analizamos cinco de los términos más controvertidos.

Natural

La Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Ley 17, 2011 de 5 de julio) prohíbe la utilización del término natural como característica vinculada a pretendidos efectos terapéuticos o preventivos. Para la mayoría de los consumidores, la naturalidad de los alimentos es una condición muy importante (para los seguidores de la nueva tendencia realfooding, por ejemplo) y la industria alimentaria lo sabe, pero tenemos que saber que este tipo de alimentos no tiene un marco regulatorio claro. Por tanto, no hay que confundir el término natural con otros como bio o eco, los cuales sí que deben tener una certificación como tal.

Détox

Normalmente, este término viene junto a una extensa oferta de batidos que ni hacen milagros ni nos ayudan a perder peso por sí mismos. Es más, dependiendo de los ingredientes que contengan, pueden incluso tener un importante aporte calórico. Cada fruta o verdura posee propiedades diferentes, por lo que es muy importante combinarlas de forma apropiada para que cumplan los objetivos que esperamos. Pero siempre la mejor opción es hacerte esos batidos de forma casera, con frutas y verduras naturales y, aun así, no deben emplearse como sustitutivos habituales de estos alimentos que, por sí solos y en pieza entera, nos aportarán una mayor cantidad de fibra y menos azúcares. Y es que, para hacer un batido necesitarás más piezas.

Paso a paso: smoothie de kale, piña y pepino

 

Alto contenido en fibra o fuente de fibra

Estos términos solo quieren decir que el producto contiene un mínimo de 3 gramos de fibra por cada 100 gramos de producto, en el caso de llevar el adjetivo fuente de fibra, y 6 gramos por cada 100 gramos de producto en aquellos que hablan de alto contenido en fibra. Pero estos datos son completamente independientes a que el producto haya sido elaborado con ingredientes integrales o no, por lo que nunca deben confundirse.

Light

Según las declaraciones nutricionales autorizadas por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (como el Anexo del Reglamento (CE) 1924/2006), para que un producto pueda contar con la etiqueta de light, este debe tener un 30% de calorías menos que las que aportaría ese mismo alimento en la versión no-light. Sin embargo, los productos light (por mucho que los asociemos a la palabra dieta), no nos ayudan adelgazar e, incluso, pueden seguir siendo muy calóricos y no tener los valores nutricionales adecuados a nuestros objetivos. Además, como suelen saciarnos menos, tendemos a tomar una mayor cantidad.

Cero

Por otra parte, la legislación no hace referencia a cuáles son las características que debería reunir para ser clasificado como zero o cero. Lo que sí nos dice es que este término ha de ir siempre acompañado al ingrediente al que alude; como es la cafeína o el azúcar, por ejemplo. Sin embargo, ten en cuenta que si es cero azúcar (que solemos verlo en los refrescos), esa falta se compensa con otros ingredientes como edulcorantes, que pueden afectar negativamente a la flora intestinal.

Artesano

Este término se refiere al modo en el que un producto ha sido elaborado. La palabra artesano nos sugiere una mayor calidad y nos hace pensar en sabores caseros. Los productos denominados así cuentan con un marco regulatorio concreto, disposiciones sobre artesanía alimentaria que se aplican en ciertos ámbitos autonómicos y teniendo en común unos criterios de elaboración que están fijados por normas técnicas y una producción no mecanizada.

Por último, no está de más recordarte siempre que ante cualquier producto que no conozcas, es necesario que leas detenidamente el cuadro dedicado a los datos nutricionales para comprobar que estos se ajustan a tus preferencias.