Cuenta la historia que la idea de servir esta bebida fría (‘iced tea’) se popularizó cuando, en 1904, a Richard Blechynden, un hombre que vendía té de su plantación en la Exposición Mundial de Saint Louis al ver que nadie quería tomarlo caliente, debido al calor insoportable, se le ocurrió incorporarle unos cubitos de hielo. De esta forma empezarían a crecer las ventas de su producto.
En los meses estivales es una alternativa sana a las bebidas o refrescos azucarados ya que tiene un bajo valor energético, contiene cafeína, antioxidantes y diferentes minerales. Y cada vez se usa más como base de cócteles o combinados con o sin alcohol, incluso de una bebida que es tendencia, de nombre ‘cheesetea’.
Hoy el té helado tiene la ventaja de que podemos encontrarlo fácilmente tanto en tiendas, como en bares o cafeterías. Lee bien las etiquetas de las versiones ya preparadas porque pueden contener exceso de azúcar y de conservantes y poseen un porcentaje de té muy bajo.
Lo ideal es tomar un té helado con garantías o hacértelo tú mismo en casa, de la forma más natural. Te damos algunas pautas:
1.- Puedes elegir la variedad de hojas de la planta y optar por tu té favorito: el blanco, el verde, el negro, el rojo, el matcha… incluso por un té que no contenga teína, que es el equivalente a la cafeína, y responsable, en algunos casos, de ponernos algo nerviosos.
2.- Dale el tiempo y la temperatura de infusión adecuados según la variedad de té que elijas y parte siempre de agua caliente (blanco: 3 a 7 minutos a 60ºC; verde: 2-3 minutos a 70ºC; rojo: 3 minutos a 95ºC).
3.- Elige el edulcorante que más te guste, siempre con moderación que ya sabemos que todos, en mayor o en menor medida, engordan. Mejor si puedes optar por stevia, miel, o sirope de ágave en lugar de azúcar, panela o sacarina y si puedes tomarlo sin endulzar ¡mejor que mejor!
4.- Al enfriarlo, primero deja que pierda su temperatura nada más infusionarlo -también podemos dejar macerando un ratito-. Después mételo unos instantes en el congelador sacándolo antes de que empiece a cristalizar y aunque se suele servir con cubitos de hielo, otro truco es licuar el té previamente junto a ellos.
5.- Puedes aromatizarlo con hierbas y especias y agregar trocitos de fruta al servirlo. Incluso para potenciar su baja temperatura, mete las frutas previamente en el congelador y añádeselas al té cuando lo vayas a tomar.
¡Disfruta de tu bebida y feliz Día del té helado!