El 80% de los países del mundo comen insectos de forma habitual. En algunos como Tailandia, China, Japón o México son parte de la dieta diaria y se venden en puestos callejeros como aquí las castañas en otoño o los helados en verano. En el último Salón de Gourmets, celebrado el mes pasado en Madrid, se presentaban como la alternativa eco-friendly a la carne y el pescado, además de ser una tendencia gastronómica en auge. Es más, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pone en valor sus propiedades nutritivas, la Unión Europea aprobó una regulación específica en la que señalaba cuáles eran aptos para el ser humano y, en España, se han empezado a comercializar en los grandes supermercados productos realizados a base de insectos.
Se consumen por muchos motivos y, quienes lo hacen (en el mundo son cerca de dos mil millones de personas), aseguran que son un auténtico manjar y que tienen un sabor extraordinario. Los más habituales son las orugas, las abejas, avispas, escarabajos, saltamontes, grillos y hormigas. Si quieres convertirte en todo un entomófago –aquellos seres humanos que, entre otros comestibles, también consume insectos-, lee atentamente esta guía rápida para hacerlo. Y, aunque te den mucho reparo, recuerda que aportan una gran cantidad de proteínas, vitaminas, fibra y minerales. Además son rápidos, fáciles de criar y, sobre todo, muy respetuosos con el medio ambiente.
- Lo primero que debes hacer para iniciarte en este mundo es saber que se pueden comer a cualquier hora del día y que son un alimento apto para todas las edades, salvo que seas alérgico al marisco. En este caso, no podrás consumirlos. Y cuando los consumas, no está de más que estés pendiente de posibles reacciones.
- Todos los insectos que se venden tienen una industria bastante potente por detrás controlada por unas estrictas normas sanitarias y un respaldo científico muy detallado. Isaac Petràs, que ha escrito un libro completamente dedicado a ello con decenas de recetas y tiene un puesto en el Mercado de la Boquería (Barcelona) con quince años de experiencia en el sector, te invita a que preguntes y te informes cuando vayas a comprarlos, sin miedo. La mayoría de los insectos provienen de granjas muy controladas y reguladas, mientras que los que son silvestres están obligados a pasar fuertes controles sanitarios. Además, se deben criar única y exclusivamente con residuos de origen vegetal.
- Si no tienes un experto cerca, una forma sencilla para saber qué insectos elegir, es fijarte en su color. Si es brillante, directamente, descártalos; acude siempre a los que son de colores mates. Ten siempre esto en la cabeza: si son buenos, tratarán de camuflarse.
- Existen más de 1600 variedades catalogadas en el mundo, pero si eres principiante, sin duda, elige los grillos. Son muy fáciles de cocinar, ya que, si te pasas de cocción no lo notarás, pues su cáscara recubre todo su cuerpo. Además, intenta elegirlos con una edad comprendida entre una y cinco semanas: aún no tienen sus alas, son menos crujientes y más tiernos.
- Si aun así, no te atreves a empezar con insectos completos, opta por los procesados: harinas, en grano o como barritas de proteínas. Son productos que, cada vez, se ven más en nuestros supermercados.
- Otra forma de hacerlo es utilizarlos como aliños en una ensalada, cubriendo esa textura crujiente con la que tiene la lechuga; por si es esa sensación crunchy la que te echa para atrás a la hora de consumirlos.
- Intenta cubrirlos siempre con un sabor potente, como el chocolate o la mostaza, ya que condimentarlos mucho los harán menos perceptibles al principio.
- Al ser tan versátiles, las recetas son infinitas: desde ingredientes para cookies, hasta toppings en una pizza o condimento estrella de un cóctel. El último consejo es, sin duda, es que te atrevas y descubras todo un mundo de sabores nuevos.